¡Juicio por combate!: Como se resolvían las disputas matrimoniales en la antigüedad

¡Juicio por combate!: Como se resolvían las disputas matrimoniales en la antigüedad

No, no estamos hablando de Game of Throne, sin embargo, el juicio por combate fue una práctica real y legal, establecida por la ley germánica durante la Edad Media, hasta el siglo XVI, al menos. Era usada para resolver acusaciones donde no había testigos ni confesiones. En el proceso, las dos partes se enfrentaban en un combate donde el vencer, también era el ganador del juicio.

El peculiar juicio por combate

¡Juicio por combate!: Como se resolvían las disputas matrimoniales en la antigüedad

Aunque esta práctica era común entre las antiguas tribus germánicas, no se encontraba en la ley anglosajona ni en la romana, y tampoco estaba presente en las tradiciones de las antiguas civilizaciones orientales, como el código de Hammurabi o la Torá. Dentro del marco de la ley tribal germánica, las diversas leyes regionales del Imperio franco establecían diferentes detalles y reglas para estos combates.

A diferencia de los desafíos de combate individual, como los duelos caballerescos o los posteriores duelos de honor, en algunas regiones de Europa durante la Edad Media, especialmente en los principados alemanes, las partes en conflicto estaban obligadas por la autoridad a participar en un “juicio por combate”.

Estos eventos solían convertirse en grandes espectáculos para la comunidad, y a los participantes se les otorgaba un período de uno o dos meses para prepararse. Los enfrentamientos seguían ciertas reglas y rituales que variaban según la región.

Uno de los tipos de duelos judiciales era conocido como “duelo matrimonial” o “duelo conyugal”, en el cual un esposo y una esposa se enfrentaban para resolver disputas domésticas. Existen registros escritos de tales combates, como el caso de una pareja que luchó en Bale, Suiza, en el año 1200.

El duelo conyugal

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En 1228, en Berna, Suiza, hubo un juicio por combate donde una mujer luchó contra su marido y lo venció. Para garantizar un combate lo más equitativo posible, a los esposos se les obligaba a luchar estando enterrados hasta la cintura en un pozo poco profundo, y al hombre se le ataba un brazo a la espalda.

Según la ley alemana, el hombre debía luchar con tres palos de madera, mientras que la mujer utilizaba tres piedras, cada una envuelta en un pequeño saco de tela. El hombre no podía abandonar su agujero, pero la mujer tenía la libertad de moverse alrededor del pozo. Si el hombre tocaba el borde del pozo con su mano o brazo, debía entregar una de sus espadas a los jueces. Si la mujer lo golpeaba con una piedra se hacía la entrega, ella perdía una de sus piedras.

Además, ambos llevaban una vestimenta especial, como un traje ajustado con capucha para los esposos, tal como se muestra en el manual de combate del siglo XV escrito por Hans Talhoffer, y una camisa larga especial con una manga cerrada alargada para las esposas, similar a un saco, en la cual se colocaba una piedra, como se representa en el Manual de combate del siglo XIV escrito por Paulus Kal, maestro del duque de Baviera. En las primeras etapas del juicio por combate, la derrota podía conllevar la muerte, aunque esta sentencia se suavizó con el tiempo.

Si observamos las imágenes de los siglos XV y XVI que representan esta práctica, podemos concluir que marido y mujer se propinaban golpes y lanzaban piedras el uno al otro. En algunas ilustraciones, también se les ve portando cuchillos.

Registros históricos

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Por lo general, el juicio por combate está representados con los combatientes desnudos hasta la cintura y cubiertos de sangre. En los dibujos de Paulus Kal, de un manuscrito del año 1400, vemos a la esposa vistiendo una camisa larga sujetada entre sus piernas y con una piedra atada en la manga derecha. Su marido, enterrado hasta la cintura en un hoyo, tiene el brazo izquierdo atado a la espalda y se defiende con un palo. El manuscrito describe numerosos tipos de duelos judiciales con una amplia variedad de armas, como dagas, espadas, lanzas, palas, bolsas llenas de arena o piedras.

Aunque este tipo de duelos eran comunes durante la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna, la profesora Allison Coudert de la Universidad de California sostiene que en ningún lugar del Sacro Imperio Romano se consideraron apropiados para resolver disputas matrimoniales.

En los siglos XV y XVI, las leyes, las costumbres y la religión estaban fuertemente en contra de las esposas agresivas, y es difícil imaginar que las autoridades civiles permitieran que una esposa atacara a su esposo con una piedra o una espada. Según una ley consuetudinaria del siglo XIV, en algunos lugares era ilegal que los esposos fueran vencidos por sus esposas en tales combates. Por lo tanto, no está del todo claro hasta qué punto estos duelos conyugales se llevaron a cabo en la práctica.

Una historia curiosa, que habla un poco más de la barbarie con la que solían convivir nuestros antepasados. Menos mal que el juicio por combate ahora es conocido solo por la ficción y no por la realidad.

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