El planeta 8 Ursae Minoris b orbita su estrella agonizante a pesar de las expectativas de destrucción. Este enigma cósmico, descubierto gracias a observaciones precisas de TESS, desafía las teorías convencionales sobre la formación y destrucción de planetas, revelando la complejidad inesperada de nuestro universo.

Los secretos del universo continúan sorprendiendo y asombrando a la humanidad. Uno de los descubrimientos más recientes que ha dejado a la comunidad científica boquiabierta es el peculiar caso de 8 Ursae Minoris b, un planeta gigante que desafía las expectativas de destrucción total al orbitar una estrella agonizante sin haber sido engullido por su furia estelar. Este descubrimiento, basado en mediciones precisas realizadas por el satélite de estudio de exoplanetas en tránsito (TESS) de la NASA, desafía las suposiciones convencionales sobre la formación y destrucción de planetas, abriendo una ventana a la complejidad y la imprevisibilidad de nuestro universo.
Ubicada a unos 530 años luz de distancia de la Tierra, 8 Ursae Minoris es una estrella que se encuentra en las últimas etapas de su vida. Como muchas estrellas similares a nuestro Sol, se convirtió en una gigante roja, una etapa en la que se agota su combustible nuclear y se expande. En este proceso, se habría engullido y destruido a cualquier planeta que orbitara cerca de ella, pero la teoría establecida indicaba que la estrella habría crecido hasta aproximadamente 0.7 unidades astronómicas, lo que habría sido letal para cualquier planeta en órbita. Sin embargo, el misterio reside en que 8 Ursae Minoris b se encuentra a una distancia de aproximadamente 0.5 unidades astronómicas, una posición aparentemente imposible dada la teoría convencional.

Una ilustración del planeta 8 Ursae Minoris b, apodado “Halla”, en medio de un entorno de fragmentos resultantes de la colisión violenta de dos estrellas. La supervivencia del planeta tras la fusión es posible, aunque también existe la posibilidad de que sea un nuevo mundo creado a partir de los restos estelares. Créditos: Observatorio WM Keck & Adam Makarenko.
Dos Escenarios Sorprendentes:
En el primer escenario, dos estrellas parecidas al Sol orbitaban cerca la una de la otra, y el planeta orbitaba ambas. Una de las estrellas evolucionó más rápido, convirtiéndose en una enana blanca después de la fase de gigante roja. La otra, apenas llegó a la etapa de gigante roja antes de colisionar, resultando en la gigante roja actual. Esta fusión detuvo la expansión de la estrella, evitando la destrucción del planeta. En el segundo escenario, la fusión de las dos estrellas expulsó polvo y gas, creando un disco protoplanetario alrededor de la gigante roja remanente. Este disco proporcionó los materiales para formar un nuevo planeta, en lo que podría considerarse como una “segunda oportunidad” para el sistema planetario, a pesar de que la estrella estaba en sus últimas etapas.
Astrosismología:
La capacidad de inferir estos eventos caóticos a partir de observaciones actuales se basa en la sólida comprensión de la física estelar. El satélite TESS, además de buscar planetas, se utiliza para observar las vibraciones y terremotos en estrellas distantes, conocido como “Astrosismología”. El patrón de oscilaciones de 8 Ursae Minoris coincide con el de las gigantes rojas en una etapa tardía de quema de helio, lo que indica que la estrella no se está expandiendo a medida que avanza en su quema de hidrógeno, sino que ha pasado por una crisis estelar, y el planeta ha sobrevivido de alguna manera. El descubrimiento de 8 Ursae Minoris b desafía nuestras expectativas sobre la formación y destrucción de planetas en sistemas estelares al borde de la extinción. Este enigma cósmico nos recuerda que nuestro universo es vasto, complejo y lleno de misterios por descubrir. Los científicos continuarán investigando para desvelar los secretos de este intrigante sistema planetario, lo que sin duda enriquecerá nuestra comprensión de la evolución estelar y la creación de planetas en el universo.