La cúpula Gembaku de Hiroshima aún conserva un aspecto aterradoramente idéntico que hace 78 años, cuando la bomba atómica detonó sobre la ciudad japonesa. Un recuerdo duro, pero necesario, que contrasta con el una ciudad que resurgió de las cenizas para convertirse en una de las mejores del planeta.

Hiroshima, la ciudad que resurgió

El 6 de agosto de 1945, cuando los ciudadanos comenzaban sus días, una explosión arrasó instantáneamente con miles de personas que se vaporizaron a temperaturas entre 3,000 a 4,000 grados centígrados.

Lo único que quedó de pie en Hiroshima fue la cúpula Gembaku, antigua Sala de Promoción Industrial, la cual quedó a medio destruir por alguna razón. Quizás, el único motivo porque siguió en pie todos estos años, fue para que todos los que viven y visitan Hiroshima tengan un recordatorio presente de lo devastadora que es la guerra.

Y es que entre 2015 y 2019, el número anual de visitantes extranjeros a Hiroshima superó el millón y la ciudad recibió 1,8 millones de visitantes extranjeros. Tras la pandemia, los números volvieron a dispararse.

Además, la ciudad se ganó el título de “prefectura manufacturera” de Japón, ya que es ahí donde se fabrica casi todo. De hecho, con su población de un millón de habitantes, Hiroshima es la viva imagen de resistencia, pero algunos lugareños aseguran que, aun en la actualidad, nadie niega la complicada relación entre la ciudad y la historia.

La mayoría de turistas creen que Hiroshima, después de todo lo que ha vivido, es ciudad de paz que la promueve en todo sentido, cuando lo cierto es que gran parte de lo que es ahora, se lo debe a su centro militar.

El centro militar de Japón

Hubo un tiempo en el que Hiroshima fue una de las grandes ciudades castillo de Japón. No fue hasta la Restauración Meiji, que experimentó un periodo de modernización y, en 1888, la ciudad se convirtió en la base del Cuartel General de la Quinta División del Ejército Imperial Japonés.

Después de la construcción del ferrocarril, la ciudad se convirtió en una base estratégica para el envío de soldados a la península coreana y a China continental. Su papel como capital militar se amplifico en las diversas guerras que tuvo el país y, a raíz de ello, se volvió uno de los objetivos de la bomba atómica.

La reconstrucción

Después de la detonación de la bomba a las 8:15 a.m., la ciudad de Hiroshima perdió el 40% de su población, que para entonces era de 300,000 personas. Una nueva explosión en el Parque de la Puerta de Hiroshima, destaca la rapidez con que las empresas de la ciudad se unieron en un esfuerzo conjunto por levantarla inmediatamente después de la tragedia.

Un claro ejemplo de esto es que, el día después, la Chugoku Electric Power Company comenzó a trabajar para restablecer el suministro eléctrico, reparando una subestación dañada en la parte oriental de la ciudad para que la energía volviera al puerto. El 20 de agosto, el 30% de las viviendas ya contaban con electricidad y a finales de noviembre, estaba totalmente restablecida.

Tres días después del bombardeo, el Ferrocarril Eléctrico, quien perdió 185 empleados, reabrió una parte de la única línea de tranvía y trabajó sin descanso para restaurar la red de transporte.

Y en diciembre, solo cuatro meses más  tarde, Mazda reanudó la producción de sus batanko, unos camiones triciclos que priorizó llevar a Hiroshima para ayudar a la gente a transportar suministros.

Sin embargo, el camino fue largo y difícil y no comenzó a gran escala hasta agosto de 1949, después de que promulgara la Ley de Construcción de la Ciudad Memorial de la Paz de Hiroshima, lo que permitió al gobierno conceder ayudas especiales a la ciudad.

Una nueva ciudad

Aún pueden verse ancianos con quemaduras permanentes en su cuerpo, supervivientes a la bomba atómica, sin embargo, el esfuerzo realizado por sus generaciones para reconstruir Hiroshima, valió la pena. Ahora, es una metrópolis inmensa que alberga a millones de personas por año. Pero el recuerdo no se borra fácilmente.

Hiroshima tiene una historia perdida, siglos que se borraron inmensamente. El Parque Conmemorativo de la Paz es hermoso, sí, pero en el pasado era el mayor distrito comercial de la ciudad, por ejemplo.

Hiroshima es una ciudad nueva, totalmente diferente a lo que fue hace 78 años y el único vestigio que queda es la cúpula Gembaku, como un amargo recordatorio del impacto de la guerra en los países y, sobretodo, en las personas ajenas a ese conflicto.