El gladiador romano llamado Éufrates es reconocido en varias epopeyas e historias antiguas. Su tumba fue descubierta recientemente en las colinas de Esmirna, cerca de Éfeso, Turquía, dentro de las ruinas de la Basílica de San Juan. Un equipo dirigido por el Dr. Sinan Mimaroğlu encontró un sarcófago de 1.800 años de antigüedad que, según su inscripción, pertenecía a un gladiador. Este hallazgo representaba no solo un símbolo de la Antigua Roma, sino también una oportunidad única para entender más sobre la vida de estos luchadores. Sin embargo, lo que encontraron dentro del sarcófago fue inesperado.
¿Qué se encontró en la tumba del gladiador?

Los arqueólogos esperaban encontrar los restos de Éufrates, un gladiador del siglo III d. C., cuyo oficio estaba claramente indicado en la inscripción de la tumba. Sin embargo, cuando abrieron el sarcófago, no encontraron a este hombre legendario, sino los restos de al menos doce personas diferentes. Estos cuerpos pertenecían a hombres y mujeres que habrían sido enterrados en el siglo V d. C., es decir, más de 200 años después de la muerte de Éufrates.
El descubrimiento de estos restos fue sorprendente, pero también proporcionó una visión de los cambios significativos que ocurrieron durante esos dos siglos. En el siglo V, el Imperio Romano estaba experimentando una transformación radical: el cristianismo se estaba consolidando como la religión dominante, y el Imperio se había dividido en dos.
En el lugar donde alguna vez descansó el cuerpo del gladiador, se había construido una iglesia, y los restos de estos otros individuos fueron enterrados en lo que ahora era un espacio sagrado.
¿Por qué no estaba Éufrates en su tumba?

La ausencia de Éufrates en su tumba plantea varias preguntas. Una posible explicación es la reutilización de los sarcófagos en la antigüedad. Era común que, debido a la escasez de materiales y a la dificultad de tallar grandes bloques de piedra, se volvieran a usar sarcófagos y otras construcciones de piedra.
Este tipo de prácticas se han documentado ampliamente en otras civilizaciones, como en Egipto, donde las piedras de antiguos monumentos se reutilizaban en nuevas edificaciones.
Aunque la remoción del cuerpo de Éufrates podría parecer una falta de respeto, tallaron tres cruces en el sarcófago para ajustarse a los símbolos cristianos de la época. Esto podría indicar que, aunque la tumba fue reutilizada, se hizo con un propósito religioso más elevado. El número de personas enterradas en el mismo lugar podría deberse a una serie de razones: dificultades económicas, la importancia del sitio o un deseo de ser enterrado junto a seres queridos.
La vida del gladiador
Aunque los restos de Éufrates no se encontraron, su historia y la de otros gladiadores de su tiempo nos ofrecen una visión de la vida en la Antigua Roma. Los gladiadores eran luchadores profesionales que vivían en escuelas de entrenamiento llamadas “ludus”, donde pasaban sus días preparándose para los combates en las arenas. Aunque la mayoría de la población vivía bajo condiciones precarias, los gladiadores recibían atención médica especializada y cuidados físicos, como masajes, para prepararse mejor para las exigencias del combate.
Contrario a la creencia popular, los gladiadores no luchaban siempre hasta la muerte. Los enfrentamientos entre gladiadores entrenados se centraban en la destreza y el espectáculo, con la finalidad de entretener a las multitudes, pero no necesariamente para acabar con sus vidas. Solo unos pocos combates al año resultaban en luchas a muerte, generalmente reservadas para criminales condenados.
La vida de un gladiador no solo se trataba de combate; estos hombres se convirtieron en figuras públicas, con seguidores y admiradores, casi como las celebridades modernas. Éufrates, con su éxito en la arena, pudo haber gozado de una vida relativamente cómoda comparada con otros de su clase, pero su existencia siempre estuvo marcada por la incertidumbre y el peligro.
El descubrimiento del sarcófago en Esmirna no solo ofrece un vistazo a la vida de un gladiador romano, sino que también revela la evolución de las prácticas funerarias en la región. Aunque los restos de Éufrates no están donde se esperaba, su historia sigue siendo un testimonio de los gladiadores que enfrentaron desafíos tanto en la arena como en la vida cotidiana.
Referencia:
- Live Science/Grand tomb of Roman gladiator found in Turkey actually contains the remains of 12 other people. Link.