La tuberculosis, una de las enfermedades infecciosas más antiguas de la humanidad, está resurgiendo en Estados Unidos y en diversas partes del mundo. Un brote activo en Kansas ha encendido las alarmas entre los funcionarios de salud, quienes buscan respuestas sobre el aumento de casos y las razones detrás de este preocupante fenómeno.
Un brote de las enfermedades más infecciosas

Desde enero de 2024, un brote de tuberculosis ha afectado a Kansas City y sus alrededores, con un total de 147 casos diagnosticados hasta marzo de 2025. De estos, 67 personas han desarrollado la enfermedad activa, mientras que las 80 restantes presentan una infección latente, es decir, portan el microorganismo sin síntomas.
La tuberculosis, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, es la segunda causa infecciosa de muerte en el mundo, superada solo por la COVID-19 en los primeros años de la pandemia. Lo preocupante del brote en Kansas es que, hasta la fecha, no se ha identificado su origen, aunque se ha observado un impacto desproporcionado en comunidades de bajos ingresos. Además, dos personas han fallecido debido a la enfermedad.
La tuberculosis se transmite por pequeñas gotas infecciosas liberadas al toser, hablar o incluso respirar. Un solo paciente sin tratamiento puede contagiar hasta 15 personas, lo que convierte en una de las enfermedades que pueden convertirse en una amenaza epidemiológica si no se controla adecuadamente.
Un enemigo milenario

La tuberculosis es una de las enfermedades que ha acompañado a la humanidad durante milenios. Evidencias arqueológicas sugieren su existencia hace 9.000 años en la región del Mediterráneo Oriental, y escritos de Hipócrates, en el siglo V a.C., ya describían la enfermedad como “tisis”, refiriéndose al desgaste progresivo que sufrían los enfermos.
A lo largo de la historia, la tuberculosis ha recibido distintos nombres, como “peste blanca” o “muerte blanca”, debido a la palidez extrema que causaba en los pacientes, y “la ladrona de la juventud”, ya que afectaba principalmente a jóvenes de entre 15 y 30 años. En la Edad Media, se creía que los reyes podían curar la enfermedad con un simple toque, lo que llevó a la denominación “el mal del rey”.
No fue sino hasta 1865 cuando Jean Antoine Villemin demostró que la tuberculosis era contagiosa y podía transmitirse de animales infectados a sanos. Años después, en 1882, el médico alemán Robert Koch identificó a Mycobacterium tuberculosis como el agente causal, un descubrimiento que marcó un hito en la lucha contra la enfermedad.
COVID-19 y el resurgimiento de la tuberculosis

Los avances en la lucha contra enfermedades infecciosas como la tuberculosis se han visto obstaculizados por la pandemia de COVID-19. Entre 2020 y 2023, los casos aumentaron un 4,6 % a nivel mundial, y en EE.UU., el incremento fue superior al 15 % entre 2022 y 2023.
La crisis sanitaria generada por el coronavirus afectó gravemente la detección y el tratamiento de la tuberculosis. Durante los confinamientos, muchas personas no pudieron acceder a pruebas de diagnóstico ni a medicamentos, lo que llevó a un aumento de muertes por tuberculosis y a la propagación sin control del microorganismo.
Además, la escasez de suministros médicos y los retrasos en la distribución de fármacos agravaron la situación. Entre 2021 y 2023, EE.UU. enfrentó una falta de medicamentos esenciales para el tratamiento de la enfermedad, lo que dificultó la contención de los brotes.
Tratamientos y desafíos actuales
El tratamiento de la tuberculosis se basa en la administración de múltiples antibióticos durante al menos seis meses. Sin embargo, la bacteria ha desarrollado resistencia a muchos de estos fármacos, lo que obliga a utilizar combinaciones más potentes y prolongadas, aumentando los efectos secundarios en los pacientes.
Históricamente, los enfermos de tuberculosis eran aislados en sanatorios ubicados en zonas de gran altitud, con la creencia de que el aire frío y seco tenía propiedades curativas. Antes del desarrollo de los antibióticos, los tratamientos incluían remedios ineficaces como sangrías y aceite de hígado de bacalao.
En la actualidad, la terapia combinada sigue siendo la única forma efectiva de curar la tuberculosis. Sin embargo, la adherencia al tratamiento es un desafío, ya que la interrupción de la medicación puede provocar recaídas, aumentar la resistencia a los antibióticos y prolongar la enfermedad por más de nueve meses.
A pesar de los avances médicos, la tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades que son un problema de salud pública. La falta de síntomas en las infecciones latentes dificulta la identificación de casos, lo que permite que la enfermedad se propague sin control.
La educación y la concienciación son esenciales para erradicar enfermedades como la tuberculosis. Es fundamental promover el acceso a pruebas de detección temprana y garantizar tratamientos accesibles para evitar la propagación de la enfermedad.
Referencia:
- Kansas Departarment of Health and Environment/Tuberculosis Outbreaks. Link.