Recientemente, un grupo de científicos ha realizado un estudio fascinante sobre los efectos del LSD en perros con comportamientos similares al autismo. Los resultados preliminares indican que una dosis única de la droga psicodélica puede alterar significativamente la actividad cerebral de estos animales durante interacciones sociales con humanos.
A diferencia de otros perros, aquellos con características autistas no lograban sincronizar su actividad neuronal con la de los humanos al ser acariciados. Sin embargo, tras la administración del LSD, esta sincronización neuronal mejoró notablemente.
El fenómeno del acoplamiento intercerebral

Las interacciones sociales entre humanos a menudo están impulsadas por un fenómeno conocido como “acoplamiento de la actividad intercerebral,” donde los individuos involucrados desarrollan patrones coincidentes de actividad neuronal en regiones específicas del cerebro.
En el nuevo estudio, los investigadores se preguntaron si este mecanismo podría también existir entre diferentes especies, específicamente entre humanos y perros. Utilizando electroencefalografía (EEG), registraron la actividad cerebral tanto de humanos como de perros mientras interactuaban, observando las respuestas durante miradas mutuas y caricias.
Los resultados mostraron que este acoplamiento efectivamente ocurre entre humanos y perros, centrándose en la red frontoparietal del cerebro, la cual está involucrada en la selección y atención a la información sensorial. Dentro de esta red, las regiones frontal y parietal procesan señales visuales y somatosensoriales, respectivamente. Los datos revelaron que la sincronización era más fuerte en la región frontal durante el contacto visual, mientras que las caricias aumentaban la sincronización en la región parietal.
Además, la fuerza de esta sincronización incrementó a lo largo de cinco días de experimentos, a medida que los perros se familiarizaban con sus entrenadores. Un análisis detallado del flujo de información durante este acoplamiento mostró que los humanos suelen liderar e instigar la sincronización, y los perros tienden a seguir las señales sociales de sus compañeros humanos. Esto sugiere que las dinámicas de interacción entre humanos y perros son sorprendentemente similares a las que se observan en interacciones humanas.
Perros con comportamientos autistas y la intervención del LSD
En una fase posterior del estudio, los investigadores trabajaron con perros que habían sido criados como modelos para el trastorno del espectro autista (TEA). Estos animales mostraron una ausencia de sincronización intercerebral con los humanos durante las interacciones, además de una menor atención hacia sus compañeros humanos. Este hallazgo refuerza la idea de que las alteraciones en la sincronización intercerebral podrían estar relacionadas con déficits sociales similares a los observados en el autismo.
Basándose en investigaciones previas que destacaron los efectos positivos del LSD en el comportamiento social de ratones, los autores decidieron explorar si esta sustancia podría influir en la actividad cerebral de los perros autistas. Administraron una dosis única de LSD a los perros y observaron resultados prometedores: la droga rescató el acoplamiento intercerebral y mejoró la atención conjunta deteriorada en estos animales. Este hallazgo sugiere que el LSD podría tener un potencial terapéutico para mejorar los déficits sociales asociados con el TEA.
El investigador principal del estudio, Yong Q. Zhang, indicó que estas observaciones tienen dos implicaciones clave. Primero, la sincronización intercerebral alterada podría servir como un biomarcador del autismo. Segundo, el LSD o sus derivados podrían ser explorados como posibles tratamientos para los síntomas sociales del TEA. Sin embargo, Zhang y su equipo señalan que aún queda mucho por entender sobre el mecanismo exacto por el cual el LSD produce estos efectos. La comunidad científica deberá realizar más estudios antes de considerar la viabilidad clínica de la droga para tratar el autismo.
Consideraciones éticas y futuras investigaciones

Aunque los resultados del estudio son alentadores, la administración de sustancias psicodélicas como el LSD a animales plantea preguntas éticas importantes. Es fundamental considerar el bienestar de los animales en estudios que implican el uso de drogas que alteran el estado mental y comportamental. Los investigadores deben seguir protocolos estrictos para asegurar que los animales no experimenten sufrimiento innecesario y que los beneficios potenciales del estudio justifiquen los riesgos involucrados.
En cuanto a las investigaciones futuras, los científicos planean continuar explorando los efectos del LSD y otros psicodélicos en animales con comportamientos autistas. Estos estudios podrían abrir nuevas vías para comprender mejor las complejas interacciones entre la actividad cerebral y el comportamiento social, no solo en animales, sino también en humanos.
La posibilidad de que el LSD u otros compuestos similares puedan tratar síntomas de trastornos como el autismo es una perspectiva emocionante, pero aún se necesita un enfoque cauteloso y detallado para evaluar la seguridad y la eficacia de estos tratamientos.
En última instancia, el estudio publicado en la revista Advanced Science es un paso significativo hacia una comprensión más profunda de las conexiones neuronales entre especies y cómo estas pueden ser influenciadas por intervenciones farmacológicas. Aunque queda un largo camino por recorrer, los hallazgos actuales proporcionan una base sólida para futuras exploraciones sobre cómo mejorar las interacciones sociales y la calidad de vida en seres con trastornos del espectro autista.
Referencia:
- Science Advance/Disrupted Human–Dog Interbrain Neural Coupling in Autism-Associated Shank3 Mutant Dogs. Link.