
Un nuevo estudio de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda plantea dudas sobre la supuesta recuperación del agujero de la capa de ozono sobre la Antártida. Contrariamente a las percepciones actuales, el estudio, publicado en Nature Communications, sugiere que los agujeros de ozono no solo no se han reducido, sino que son más extensos y persistentes de lo estimado previamente.
El agujero en la capa de ozono no se ha reducido

La capa de ozono, la delgada franja en la estratosfera que protege contra los dañinos rayos ultravioleta del sol, ha sido objeto de preocupación desde la década de 1970. La presencia de clorofluorocarbonos (CFC), utilizados en aerosoles y refrigeradores, llevó a la formación de agujeros anuales sobre la Antártida. El Protocolo de Montreal en 1987 prohibió los CFC para abordar este problema.
A pesar de evaluaciones optimistas respaldadas por la ONU, que pronostican la regeneración completa de la capa de ozono alrededor de 2066, el nuevo estudio examina la realidad actual.
El estudio analizó datos mensuales y diarios de ozono de 2004 a 2022, revelando una disminución significativa en los niveles de ozono en el centro del agujero de la capa ozono antártico en comparación con hace 19 años. Los agujeros no solo son más grandes en área, sino también más profundos durante gran parte de la primavera.
“Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida. Esto revela que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados solo por los CFC”.
Señaló Hannah Kessenich, candidata a doctorado y autora principal del estudio.
Factores Adicionales

El estudio destaca que, además de los CFC, incendios forestales y erupciones volcánicas han contribuido a agujeros de ozono más extensos en años recientes. A pesar de que el Protocolo de Montreal y las reducciones de CFC continúan, los hallazgos sugieren que los recientes agujeros de ozono podrían no ser exclusivamente atribuibles a los efectos pasados de los CFC.
Algunos científicos expresan escepticismo ante los resultados del estudio, cuestionando la base de los hallazgos que se centran en los agujeros observados entre 2020 y 2022. Argumentan que el período de 19 años utilizado podría no ser suficiente para evaluar la salud a largo plazo de la capa de ozono.
El debate sobre la salud actual de la capa de ozono y los factores involucrados continuará, ya que la comunidad científica busca comprender plenamente los desafíos persistentes en la protección de esta capa crucial para la vida en la Tierra.