Nuevas imágenes satelitales muestran la alarmante transformación de Alaska debido al cambio climático. En los últimos meses, las temperaturas han estado hasta 10 °F por encima del promedio, acelerando el deshielo y dejando vastas áreas de suelo expuesto. Este fenómeno, impulsado por patrones meteorológicos inusuales y el calentamiento global, evidencia cómo el Ártico está perdiendo su papel como regulador climático, lo que podría tener consecuencias irreversibles para el ecosistema y las poblaciones locales.
El deshielo sin precedentes en Alaska

Las imágenes captadas por los satélites Terra y Aqua de la NASA han revelado que la capa de nieve en el municipio de Bristol Bay prácticamente desapareció este invierno. Anchorage, que normalmente registra hasta 33 centímetros de nieve en enero, reportó niveles mínimos de cobertura, un fenómeno inusual que sorprendió a los científicos.
El Observatorio de la Tierra de la NASA informó que desde diciembre de 2024, las temperaturas en Alaska han superado el promedio en hasta 6 °C, lo que ha provocado que la nieve y el hielo se derritan rápidamente. Además, en lugar de nuevas nevadas, se han registrado precipitaciones en forma de lluvia, lo que agrava aún más el problema.
Este deshielo no solo afecta la geografía del estado, sino que también altera los ecosistemas. La falta de nieve expone el suelo a temperaturas más extremas, perjudicando la fauna y flora local. También aumenta el riesgo de incendios forestales en verano y modifica la disponibilidad de agua potable para las comunidades.
El papel del cambio climático y el efecto albedo

El derretimiento acelerado en Alaska está impulsado por dos factores principales: patrones meteorológicos extremos y la reducción del hielo marino. Este invierno, una ola de calor en el Pacífico Norte y una cresta de aire cálido sobre Alaska han elevado las temperaturas a niveles inusuales.
Además, la disminución del hielo marino está debilitando el llamado efecto albedo, un proceso en el que el hielo refleja la radiación solar al espacio. Con menos hielo, el océano absorbe más calor, acelerando aún más el calentamiento global y el deshielo. Este ciclo de retroalimentación podría hacer que las temperaturas en el Ártico sigan aumentando a un ritmo alarmante.
Los modelos climáticos indican que esta tendencia continuará. Para mediados de siglo, se espera que la reducción de la capa de nieve tenga efectos devastadores en los glaciares de Alaska, alterando los patrones climáticos y aumentando la frecuencia de tormentas y precipitaciones intensas en la región.
El deshielo en Alaska es una prueba visible del impacto del cambio climático. Aunque recientemente hubo un descenso temporal de temperaturas debido a vientos árticos, las previsiones indican que el calentamiento continuará. Las regiones polares están transformándose de refrigeradores naturales a fuentes de calor, acelerando el calentamiento global. Es imperativo que se tomen medidas urgentes para mitigar estos efectos antes de que las consecuencias sean irreversibles.
Referencia:
- Earth Observatory/Not-so Snowy Alaska. Link.