Desamor: así reacciona tu cerebro cuando te rompen el corazón

El desamor no solo duele emocionalmente; también se siente en el cuerpo. La neurociencia ha revelado que el dolor de una ruptura amorosa puede activar las mismas áreas cerebrales que el dolor físico. Este estudio fue publicado en Journal of Neurophysiology. Comprender qué ocurre en nuestro cerebro durante una ruptura podría ofrecer herramientas para sanar más rápidamente.

Literalmente el amor es una adicción

Cuando estamos enamorados, nuestro cerebro se convierte en un torbellino de reacciones químicas. En 2010, el estudio liderado por Art Aron, Lucy Brown y Helen Fisher escaneó los cerebros de personas profundamente enamoradas usando resonancia magnética funcional (fMRI). Los resultados mostraron una intensa actividad en el núcleo caudado, una región vinculada al sistema de recompensas y a la motivación orientada a objetivos.

El amor, según estos hallazgos, no es solo una emoción, sino un estado motivacional que impulsa a obtener y retener al ser amado. Curiosamente, esta activación es similar a la que provocan sustancias adictivas como la nicotina o la cocaína. En otras palabras, estar enamorado se parece mucho a estar adicto.

Cuando el amor fracasa, el cerebro reacciona de manera similar al síndrome de abstinencia. Los mismos participantes del estudio, ahora enfrentando una ruptura reciente, mostraron signos de descontrol emocional, comportamientos desesperados y un anhelo constante por la persona amada. Esta respuesta neuroquímica explica por qué una ruptura puede llevarnos a extremos dramáticos en la búsqueda de alivio.

El dolor del amor

El corazón roto no es solo una metáfora. Muchas personas experimentan dolor físico durante una ruptura, especialmente en el pecho o el estómago. Este fenómeno se debe a la activación simultánea del sistema simpático (lucha o huida) y el parasimpático (descanso y digestión), creando una sensación de tensión y opresión en el cuerpo.

Diversos estudios han demostrado que el rechazo social y el dolor físico activan las mismas áreas cerebrales, en particular la corteza cingulada anterior. Esto significa que el dolor emocional no es solo un estado mental, sino una experiencia física real. Así, cuando decimos que el desamor duele, no es solo una expresión poética; es una realidad neurobiológica.

¿La píldora del desamor?

En los últimos años, algunos estudios han explorado la posibilidad de tratar el dolor emocional con medicamentos comúnmente usados para el dolor físico, como el acetaminofén. Los resultados sugieren que estos medicamentos pueden reducir el sufrimiento emocional asociado a la pérdida amorosa.

Sin embargo, muchos expertos advierten que el dolor emocional cumple una función importante: nos obliga a reflexionar, aprender y crecer. Si existiera una pastilla para olvidar un amor perdido, podríamos perder la oportunidad de procesar nuestras emociones y construir resiliencia. Además, surge una pregunta ética: si pudiéramos controlar a voluntad el acto de enamorarnos o desenamorarnos, ¿seguiría siendo el amor una experiencia genuina?

El desamor duele porque nuestro cerebro está programado para aferrarse al amor de forma similar a como se aferra a una adicción. Aunque la ciencia aún busca formas de aliviar este dolor, también es cierto que la superación de una ruptura es parte de nuestro proceso de crecimiento. Al entender cómo funciona nuestro cerebro, podemos aprender a sanar con más compasión y paciencia hacia nosotros mismos.

Referencia:

  • Reward, Addiction and Emotion Regulation Systems Associated with Rejection in Love. Link.

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