
Imagina ser un astrónomo aficionado y captar un evento que los expertos consiguen capturar en muy escasas ocasiones. Exactamente eso fue lo que sucedió, cuando un entusiasta a la astronomía captó como dos exoplanetas a 1.800 años luz de distancia, colisionan entre sí.
Astrónomo aficionado captura un evento único

El reciente avistamiento de la colisión de dos exoplanetas tuvo un origen poco convencional. Un aficionado a la astronomía publicó en las redes sociales que una estrella experimentó un aumento inusual en su brillo. Este comentario atrajo la atención de un profesional en el campo, quien se adentró en el evento con mayor detalle.
“Tan pronto como encontré esta información, supe que estábamos frente a un suceso verdaderamente inusual”, afirmó el astrónomo Matthew Kenworthy, un experto del Observatorio de Leiden en los Países Bajos. “Fue una revelación para mí”, admitió.
Los exoplanetas son aquellos que se ubican más allá de nuestro Sistema Solar. En este caso, la colisión tuvo lugar en las proximidades de una estrella similar a nuestro Sol, conocida como ASASSN-21qj, situada a una distancia de más de 1.800 años luz de la Tierra y con una edad de aproximadamente 300 millones de años, lo que la considera relativamente joven en términos astronómicos. En comparación, nuestra propia estrella, el Sol, tiene una edad de alrededor de 4.600 millones de años.
Kenworthy comentó:
“Un astrónomo observó en las redes sociales que la estrella experimentó un aumento en su brillo en el infrarrojo más de 1.000 días antes de que se produjera su atenuación óptica”.
A partir de este informe, Kenworthy comenzó a observar el fenómeno utilizando varios telescopios.
En colaboración con colegas, este especialista analizó los datos ópticos e infrarrojos recopilados durante los años previos y posteriores a la disminución del brillo estelar. Tras una exhaustiva evaluación, llegaron a la conclusión de que la explicación más plausible es que se trató de la colisión de dos exoplanetas.
Gigantes helados

Según el equipo de Kenworthy, cuyo artículo fue publicado recientemente en la revista Nature, la colisión involucró a dos enormes masas heladas que generaron el brillo observado en el infrarrojo.
“Según nuestros cálculos y modelos informáticos, la temperatura y el tamaño del material luminoso, así como la duración del resplandor, son consistentes con la colisión de dos exoplanetas gigantes compuestos principalmente de hielo”.
Destacó el astrónomo Simon Lock de la Universidad de Bristol en el Reino Unido. Lock añadió:
“La nube de escombros resultante de la colisión se desplazó frente a la estrella aproximadamente tres años después del impacto, lo que provocó una disminución en su brillo en longitudes de onda visibles”.
En los próximos años, se anticipa que una nube de polvo se extienda a lo largo de la órbita del remanente de la colisión, lo que podría resultar en una dispersión de luz visible tanto para telescopios terrestres como para instrumentos avanzados en el espacio, como el telescopio James Webb de la NASA.
“Será sumamente fascinante seguir los nuevos desarrollos”, manifestó la astrónoma Zoe Leinhardt, de la mencionada institución británica. Según informes de Space, este evento representa la primera evidencia visual de una colisión entre dos exoplanetas de gran tamaño.
A veces, la ciencia actúa de forma curiosa ¿Quién imaginaría que la, posible, primera evidencia de colisión de dos exoplaentas de gran tamaño, la captaría un astrónomo aficionado?