El cambio climático es un hecho, sin importar cuánto los medios lo minimicen o maximicen, está confirmado que ha cambiado nuestro mundo. Sin embargo, más allá de los efectos obvios y devastadores como el aumento del nivel del mar y las temperaturas extremas, hay un fenómeno menos conocido pero igualmente preocupante: cómo está afectando la rotación de la Tierra.

La idea de que el cambio climático podría afectar la rotación de la Tierra puede sonar como algo sacado de una novela de ciencia ficción, pero dos nuevos estudios publicados por la ETH de Zúrich han descubierto que los cambios en la distribución del agua en la Tierra, debido al derretimiento de los glaciares y la expansión térmica de los océanos, están teniendo un efecto medible en la velocidad de rotación del planeta.

El principio detrás de esto es relativamente sencillo. La distribución de la masa de la Tierra influye en cómo gira. Cuando los glaciares se derriten, el agua no desaparece; se redistribuye. Gran parte de esta agua termina en los océanos, cambiando la distribución de la masa terrestre y, por ende, la dinámica de rotación de nuestro planeta. 

Esta redistribución puede provocar cambios en la duración de los días, aunque sean diminutos. Estos nuevos estudios han demostrado que el derretimiento de los glaciares y el consecuente aumento del nivel del mar por culpa del cambio climático, pueden estar causando que la Tierra gire más lentamente.

Cómo el cambio climático y el aumento del nivel del mar

Los glaciares, esos gigantes helados que durante milenios han permanecido casi inmutables, están cambiando rápidamente debido al calentamiento global. Cuando se derriten, la masa que antes estaba concentrada en los polos se redistribuye hacia los océanos, especialmente hacia el ecuador. Este proceso afecta el momento angular de la Tierra, de forma similar a cómo un patinador sobre hielo extiende sus brazos para girar más lentamente.

La tasa de derretimiento de los glaciares ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Según un estudio de la NASA, la pérdida de masa glaciar en Groenlandia y la Antártida ha contribuido a un aumento del nivel del mar de aproximadamente 14 milímetros entre 2003 y 2019. 

Este cambio no solo amenaza las comunidades costeras, sino que también contribuye al cambio en la rotación de la Tierra de una manera que aún estamos comenzando a comprender completamente. Claramente, esta pequeña alteración parece insignificante en nuestra vida diaria, pero tienen implicaciones importantes para los sistemas de navegación y satélites que dependen de la precisión del tiempo y la posición. 

Cuando se modifica la duración de los días, aunque sean fracciones de segundo, pueden afectar los sistemas GPS y otros servicios que requieren una sincronización precisa. Esto alteraría totalmente cómo navegan barcos o vuelan aviones. 

Además, estos cambios nos demuestran cuán interconectados están todos los sistemas de la Tierra. El clima, el nivel del mar, los glaciares y la rotación del planeta están intrínsecamente ligados. Lo que afecta a uno puede tener efectos en cadena sobre los demás.

Cómo dijimos en un principio, a pesar de que algunos medios intentan minimizar o, por el contrario, maximizar el tema del cambio climático, lo único cierto es que estamos viviendo en un sistema complejo y delicadamente equilibrado. Cada acción que tomamos, cada decisión que afecta nuestro entorno, tiene el potencial de desencadenar una serie de eventos que pueden transformar nuestro mundo de maneras inesperadas.

A medida que continuamos enfrentándonos a sus desafíos, es crucial que comprendamos la profundidad de su impacto, no solo en nuestras vidas cotidianas, sino también en la propia estructura de nuestro planeta. 

Los estudios fueron publicados en la revista PNAS.