
Existe una situación bastante molesta cuando vamos a dormir: oír ronquidos. Sean propios o ajenos, es un sonido que puede ser bastante desagradable, pero no estamos solos. A partir de los 30 años, este es un mal que afecta a tanto hombres como mujeres en mayor o menor medida.
El problema es que prácticamente nadie les presta atención, y es ahí donde debemos preocuparnos, porque dependiendo del tipo de ronquido, podríamos estar sufriendo una afección preocupante.
Los ronquidos podrían indicar algo grave

Los ronquidos son un fenómeno acústico que se genera por la vibración de los tejidos blandos de la boca, ya que hay una obstrucción del aire en la vía superior. Esto se produce porque, cuando dormimos, el cuello y la garganta se relajan, a veces demasiado, provocando que la vía superior se cierre parcialmente, estrechando el conducto por donde el aire llega a los pulmones.
Cómo mencionamos, la mayoría de las personas creen que roncar es algo normal y creen que solo con cambiar su postura para dormir, se soluciona. Pero en ciertos casos, los ronquidos podrían ser un síntoma de que estamos padeciendo apnea obstructiva del sueño.
¿Qué es la apnea del sueño?

Cuando hablamos de la apnea del sueño, hacemos referencia a un trastorno relativamente común, especialmente en adultos mayores, que provoca la interrupción de la respiración cuando dormimos. En ocasiones, esto se repite hasta 30 veces por hora.
Ya que el cerebro está constantemente despertando al cuerpo para que respire, el sueño de la persona que sufre este trastorno está marcado por todas las veces que se despierta. A causa de esto, la persona no puede alcanzar las etapas de sueño profundo y continuo.
Como resultado, hay consecuencias graves, como explica Marishka K. Brown, directora del National Center on Sleep Disorders Research, quien supervisa el Plan de Investigación del Sueño de los Institutos Nacionales de Salud. Por ejemplo, la falta de sueño genera factores de riesgo cardiovascular, como presión arterial, cardiopatías y derrame cerebral. También se vincula con la obesidad, la diabetes y la demencia.
Claramente, no hay forma concreta de saber si el ronquido se debe a la apnea del sueño, así que un profesional hará un estudio del sueño para conseguir un diagnóstico. Pero hay otros signos indicativos del trastorno que, según las investigaciones, afecta a cerca del 20% de los adultos y de los cuales, un 90% no reciben diagnóstico.
Uno de ellos es la interrupción de la respiración durante la noche: esto es algo que otra persona puede notar, sino te despiertas jadeando. La somnolencia diurna excesiva es otro síntoma. Los ronquidos fuertes suelen coincidir con la apnea del sueño, aunque también es importante saber si todas las personas que sufren apnea obstructiva del sueño, tienen ronquidos. Algunos pacientes pueden no roncar en absoluto, como sucede en las mujeres por las diferencias anatómicas.
En pocas palabras, el síntoma principal es la incapacidad de no llegar al sueño profundo. Por ello, los tratamientos varían y pueden ir desde cambiar nuestro estilo de vida hasta una intervención quirúrgica. Pero el tratamiento más común es con un dispositivo que administra presión de aire mediante una máscara mientras dormimos, llamado máquina CPAP.
¿La apnea obstructiva del sueño puede causar la muerte?
No debe sorprendernos que los investigadores descubrieran que la apnea del sueño grave en la mediana edad o en la vejez puede incrementar hasta en un 46% el riego de muerte prematura.
Aunque sigue siendo poco común, es posible que una persona muera debido a esta afección no tratada. La investigación observacional reveló que la apnea obstructiva del sueño sí eleva el riesgo de muerte de una persona.
La mayoría de las veces, esas pausas en la respiración provocadas por el trastorno son temporales. Sin embargo, cuando los cambios en la respiración provocan que los niveles de oxígeno desciendan, el afectado se despierta parcialmente en busca de recuperar la respiración. El problema es que hay ocasiones en que la persona no se despierta y no puede reiniciar correctamente la respiración.
La persona que sufre una apnea obstructiva del sueño no tratada también podría sufrir interferencias en las funciones normales del sistema cardiovascular y nervioso, lo que también podría provocar una muerte súbita cardíaca.
Otras causas de los ronquidos

Cómo se explicó anteriormente, mientras se duerme, los músculos de la garganta se relajan y la lengua se retrae en la boca. El ronquido se produce cuando algo impide que el aire fluya libremente por la boca y la nariz. Cuando la persona respira, las paredes de la garganta vibran, provocando el sonido de los ronquidos.
Hay varios factores más que podrían conducir que hagamos ronquidos, entre los que se destacan:
- Tener sobrepeso: El tejido extra que hay en el cuello podría ejercer presión en las vías respiratorias, provocando la vibración.
- La hinchazón de tejidos durante el último mes de embarazo: Básicamente, provoca lo mismo que el sobrepeso.
- Tabique nasal torcido o doblado: Esta es la pared de hueso y cartílago que hay entre las fosas nasales. Cuando está doblado, obstruye una de las fosas nasales, provocando una mala respiración.
- Neoplasias en sus fosas nasales o pólipos nasales: Tumores benignos e indoloros que aparecen en el interior de la nariz y senos paranasales. Estas obstruyen la correcta respiración.
- Nariz congestionada por un resfriado o alergias: La congestión nasal es una de las causas más comunes de los ronquidos. En este caso, los antialérgicos recetados son la mejor opción.
- Hinchazón en el “techo de la boca”, cuyo nombre es paladar blando, o en la úvula, la porción de tejido que cuelga en la parte posterior de la boca: Estas áreas también pueden ser más largas de lo normal, provocando vibración.
- Inflamación de adenoides y las amígdalas que bloquea las vías respiratorias: Esto es una causa común de los ronquidos en los niños.
- Una lengua que es más ancha en la base o una lengua más grande en una boca más pequeña.
- Tono muscular deficiente: Esto puede ser causado por el envejecimiento o por el uso de pastillas para dormir, antihistamínicos o alcohol a la hora de acostarse.