Christopher McCandless, un joven idealista e intrĂ©pido, se embarcĂ³ en una travesĂa que lo llevarĂa a la Ăºltima frontera de los Estados Unidos, Alaska. Su historia, inmortalizada en la pelĂcula Hacia rutas salvajes y en el libro de Jon Krakauer del mismo nombre, sigue siendo una fuente de fascinaciĂ³n y tragedia que muchos creen que es simple ciencia ficciĂ³n y no saben que se trata de una historia basada en hechos reales. Pero, como siempre decimos: la realidad supera a la ficciĂ³n.
¿QuiĂ©n Christopher McCandless?

Christopher McCandless naciĂ³ el 12 de febrero de 1968 en Inglewood, California. Su infancia estuvo marcada por una relaciĂ³n familiar caĂ³tica y disfuncional. Su hermana, Carine McCandless, documentĂ³ en su libro The Wild Truth que sus padres abusaban de ellos tanto fĂsica como verbalmente. Su padre, Walt McCandless, era alcohĂ³lico, y su madre a menudo contribuĂa al ambiente tĂ³xico del hogar.
La familia McCandless se mudaba frecuentemente debido al trabajo de Walt como cientĂfico espacial para la NASA. Finalmente, se establecieron en Virginia, donde Christopher y Carine completaron su educaciĂ³n secundaria.
Desde joven, Christopher McCandless desarrollĂ³ un profundo amor por la naturaleza, el senderismo y un interĂ©s en la espiritualidad, todo lo cual influyĂ³ en su decisiĂ³n de embarcarse en su fatĂdico viaje.
El comienzo de la aventura

DespuĂ©s de graduarse de la universidad en 1990 con un tĂtulo en antropologĂa e historia, Christopher McCandless sentĂa una fuerte necesidad de explorar el mundo. ComenzĂ³ su travesĂa hacia el oeste, deteniĂ©ndose en varias ciudades y pueblos, trabajando en empleos ocasionales para financiar su viaje. Durante este tiempo, mantuvo contacto con su familia, aunque cada vez se distanciaba mĂ¡s emocionalmente.
En abril de 1992, Christopher decidiĂ³ aventurarse en lo que consideraba su mayor desafĂo: una expediciĂ³n a pie por el Parque Nacional Denali en Alaska. DejĂ³ atrĂ¡s la seguridad y comodidad de su vida anterior, buscando una experiencia pura y sin mediaciones con la naturaleza.
La llegada a alaska y el autobĂºs abandonado

Christopher McCandless logrĂ³ hacer autostop desde Dakota del Sur hasta Fairbanks, Alaska, un viaje de aproximadamente de casi 5.000 kilĂ³metros. A su llegada, estaba mal preparado para las duras condiciones del terreno. Equipado con poca ropa, una mochila, y un rifle semiautomĂ¡tico, Christopher llegĂ³ al Stampede Trail, donde fue recogido por Jim Gallien, un cazador local que mĂ¡s tarde recordarĂa haber sentido preocupaciĂ³n por la falta de preparaciĂ³n de McCandless.
Gallien, ofreciĂ³ llevar a Christopher a Anchorage para comprarle equipo adecuado, pero Christopher rechazĂ³ la oferta, confiando en su capacidad para sobrevivir. Con solo un mapa y una bolsa de arroz de 10 libras, Christopher se adentrĂ³ en la naturaleza.
Dos dĂas despuĂ©s, encontrĂ³ un autobĂºs azul y blanco abandonado, que convirtiĂ³ en su campamento base. Este autobĂºs, que alguna vez perteneciĂ³ a una compañĂa minera, se convertirĂa en su hogar durante los prĂ³ximos meses. McCandless anotĂ³ meticulosamente cada detalle de su vida en la naturaleza en un diario, cazando pequeños animales y recolectando plantas para sobrevivir.
El trĂ¡gico desenlace
A pesar de su entusiasmo inicial, Christopher comenzĂ³ a sufrir los efectos del aislamiento y la falta de recursos. Su dieta limitada y la pĂ©rdida de peso le pasaron factura, y su situaciĂ³n se volviĂ³ aĂºn mĂ¡s desesperada cuando, en julio de 1992, intentĂ³ regresar a la civilizaciĂ³n solo para encontrar que el rĂo Teklanika, que habĂa cruzado meses antes cuando estaba congelado, ahora estaba desbordado e imposible de cruzar.
Frustrado y debilitado, regresĂ³ al autobĂºs, esperando que el rĂo se congelara nuevamente. Sin embargo, su estado fĂsico continuĂ³ deteriorĂ¡ndose. McCandless comenzĂ³ a consumir semillas de la planta Hedysarum Alpinum, creyendo que eran comestibles, pero estas contenĂan alcaloides tĂ³xicos que probablemente contribuyeron a su debilitamiento.
El 3 de julio de 1992, Christopher intentĂ³ de nuevo abandonar el autobĂºs, pero rĂ¡pidamente se dio cuenta de que no tenĂa la fuerza para hacerlo. Su diario revela su lucha interna y su aceptaciĂ³n de su destino, con la Ăºltima entrada documentada, simplemente diciendo:
“DĂa 107. Hermosas bayas azules”.
En algĂºn momento antes de su muerte, escribiĂ³ un mensaje de despedida:
“He tenido una vida feliz y le doy gracias al Señor. AdiĂ³s y que Dios los bendiga a todos”.
Descubrimiento y legado

El 6 de septiembre de 1992, un grupo de excursionistas encontrĂ³ el autobĂºs abandonado y, al acercarse, descubrieron el cuerpo de Christopher McCandless en un saco de dormir en la parte trasera. HabĂa muerto de hambre y posiblemente envenenado por las plantas que habĂa consumido.
La noticia de su muerte conmocionĂ³ a su familia y al mundo, y su historia se convirtiĂ³ en una prueba de lo terrible que puede ser la naturaleza y el aislamiento, asĂ como estas pueden deteriorar fĂ¡cilmente a un ser humano.
El autobĂºs en el que muriĂ³ McCandless se convirtiĂ³ en un macabro destino turĂstico, atrayendo a aventureros de todo el mundo. Sin embargo, las autoridades de Alaska finalmente decidieron retirarlo en 2020 debido a la peligrosidad del Ă¡rea y los riesgos para aquellos que intentaban emular el viaje de McCandless.
La historia de Christopher McCandless nos advierte sobre los peligros del idealismo sin preparaciĂ³n y la subestimaciĂ³n de la naturaleza. Aunque su aventura fue impulsada por un deseo genuino de conexiĂ³n espiritual y autodescubrimiento, su falta de conocimiento lo llevĂ³ a un final prematuro.
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