La Circulación de Volcamiento Meridional del Atlántico (AMOC) en el Océano Atlántico podría colapsar en solo unos años. De acuerdo a un estudio publicado en 2023 en la revista Nature Communications, los científicos Peter y Susanne Ditlevsen advierten que el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero están acelerando su debilitamiento, lo que podría traer consecuencias devastadoras para el planeta.

Un futuro incierto para la circulación del Océano Atlántico
La AMOC o “la cinta transportadora del océano” es un sistema de corrientes oceánicas interconectadas que regulan la distribución del calor en el Océano Atlántico. Su función es transportar agua cálida y salada desde el ecuador hacia el Atlántico Norte, donde se enfría y se hunde antes de regresar hacia el sur en aguas profundas.
Este ciclo, conocido como Circulación Termohalina, es fundamental para estabilizar el clima, especialmente en Europa Occidental, región que disfruta de temperaturas más templadas gracias a este proceso.
Sin embargo, la AMOC está mostrando signos de debilitamiento. El derretimiento acelerado de los glaciares de Groenlandia y el aumento de las precipitaciones están reduciendo la salinidad del agua, impidiendo que se hunda y, por ende, ralentizando el ciclo de circulación.

De acuerdo con un reciente estudio de la Universidad de Copenhague, existe un 95% de certeza de que esta circulación colapsará entre 2025 y 2095, con una fecha más probable alrededor de 2057 si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin control.
Consecuencias globales del colapso de la AMOC
Si la AMOC se detiene, el impacto en el clima global será catastrófico. Europa Occidental, que depende de este sistema para mantener inviernos moderados, podría experimentar un enfriamiento drástico, mientras que los trópicos enfrentarían un aumento de temperaturas aún más extremo.
Además, el colapso de la AMOC provocaría cambios en los patrones de precipitación, aumentando la frecuencia de sequías en África y Sudamérica, y generando tormentas más intensas en América del Norte.
El aumento del nivel del mar también sería una consecuencia alarmante. Esto se debe a que la falta de circulación haría que el agua se estancara en ciertas regiones, contribuyendo al aumento del nivel del mar en la costa este de Estados Unidos y poniendo en riesgo ciudades como Nueva York y Miami.
También se verían alterados los monzones en Asia y África, afectando la agricultura y el suministro de alimentos para millones de personas.

Un problema urgente que requiere acción inmediata
La comunidad científica ha advertido durante años sobre la fragilidad de la Circulación de Volcamiento Meridional del Atlántico, pero la falta de acciones contundentes sigue siendo un problema. Para evitar su colapso, es esencial reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y detener la dependencia de combustibles fósiles. Sin embargo, la acción global para lograrlo sigue siendo insuficiente.
Estudios recientes han demostrado que la AMOC se encuentra en su punto más débil de los últimos 1,000 años. Si bien el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha sostenido que un colapso total en el siglo XXI es poco probable, este nuevo análisis de la Universidad de Copenhague indica lo contrario. Utilizando herramientas estadísticas avanzadas, los investigadores han logrado una predicción más precisa y preocupante.
El Océano Atlántico es un componente vital del sistema climático global, y la AMOC juega un papel esencial en la regulación de temperaturas y patrones meteorológicos. Su posible colapso podría desencadenar eventos extremos que afectarán a todo el planeta, desde el enfriamiento de Europa hasta el aumento de las temperaturas tropicales y el incremento del nivel del mar.
La única manera de mitigar este desastre inminente es reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y actuando de inmediato.

Referencia:
- Warning of a forthcoming collapse of the Atlantic meridional overturning circulation. Link.