Nuevas investigaciones utilizando resonancias magnéticas de alta potencia han revelado información crucial sobre cómo el COVID-19 afecta el cerebro, en particular el tronco encefálico. Este hallazgo podría arrojar luz sobre muchos de los síntomas persistentes que algunos pacientes experimentan tras la infección.
El tronco encefálico es una estructura vital que controla funciones esenciales como la respiración y la presión arterial, y estos estudios sugieren que la inflamación en esta área está relacionada con los síntomas de COVID prolongado.
El daño que genera el COVID-19

El tronco encefálico es una de las partes más importantes del sistema nervioso central, actuando como un puente entre el cerebro y la médula espinal. Regula funciones automáticas vitales como la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Además, controla los reflejos y las funciones motoras involuntarias, haciendo de este centro de control una pieza fundamental en la calidad de vida.
Durante los primeros meses de la pandemia, las autopsias de pacientes fallecidos por COVID-19 ya habían señalado la presencia de inflamación en el tronco encefálico. Sin embargo, hasta ahora, era difícil confirmar estos daños en personas vivas debido a la ubicación profunda y el pequeño tamaño de esta estructura, lo que limitaba la capacidad de los escáneres de resonancia magnética convencionales de capturar imágenes detalladas.
El reciente avance en la investigación fue posible gracias al uso de máquinas de resonancia magnética (MRI) de 7 teslas (T), mucho más potentes que las máquinas habituales de 1,5 T o 3 T que se encuentran en la mayoría de los hospitales. Estas MRI más potentes, ubicadas en las universidades de Cambridge y Oxford, permitieron a los investigadores observar con mayor detalle la inflamación en las diferentes áreas del tronco encefálico.
Este nivel de detalle fue crucial para identificar los efectos del COVID-19 en el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo, tres partes esenciales del tronco encefálico que controlan funciones respiratorias. Los resultados mostraron una clara correlación entre los pacientes que experimentaban síntomas prolongados como dificultad para respirar y los daños en estas áreas específicas del cerebro.
Hallazgos del estudio: Daños y síntomas persistentes

El estudio incluyó a 31 pacientes que fueron hospitalizados durante las primeras etapas de la pandemia, antes de que las vacunas estuvieran disponibles. Seis meses después de ser dados de alta, muchos de ellos seguían reportando síntomas persistentes, como dificultad para respirar, fatiga y dolores en el pecho.
Las resonancias magnéticas revelaron inflamación en varias partes del tronco encefálico, lo que sugiere que los síntomas prolongados podrían ser el resultado directo de la inflamación en estas áreas clave del cerebro.
Según la Dra. Catarina Rua, autora principal del estudio:
“Las anomalías observadas en las partes del cerebro asociadas con la respiración sugieren fuertemente que los síntomas duraderos son un efecto de la inflamación en el tronco encefálico después de la infección por COVID-19”.
Además, los investigadores encontraron que los pacientes con respuestas inmunitarias más marcadas también presentaban niveles más altos de depresión y ansiedad, lo que refuerza la conexión entre la salud mental y física tras una infección grave de COVID-19.
Impacto en la salud mental
No solo se observaron efectos físicos en los pacientes. El profesor James Rowe, coautor principal del estudio, destacó que la inflamación en el tronco encefálico también podría tener un impacto significativo en la salud mental.
Dado que el tronco encefálico juega un papel fundamental en el equilibrio entre las funciones fisiológicas y emocionales, los daños en esta área podrían contribuir a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. Esto es particularmente relevante para aquellos pacientes que experimentaron respuestas inmunitarias más severas.
Este hallazgo es significativo, ya que muchos sobrevivientes de COVID-19 han informado síntomas relacionados con la salud mental, lo que sugiere que la inflamación en el cerebro podría ser una de las causas subyacentes de estos problemas.
Por ello el acceso a resonancias magnéticas de 7 T fue crucial para este estudio, ya que permitió a los científicos observar detalles que anteriormente solo podían ser vistos en autopsias. Estas máquinas no son comunes en la mayoría de los hospitales, pero su uso en investigaciones como esta demuestra su potencial para revelar información vital sobre enfermedades complejas como el COVID-19.
Antes de este estudio, la inflamación del tronco encefálico en personas vivas solo podía ser inferida de los síntomas que presentaban los pacientes. Ahora, con imágenes detalladas disponibles, los investigadores tienen una herramienta poderosa para entender mejor los efectos de la infección en tiempo real, lo que abre nuevas oportunidades para el tratamiento y la investigación de los efectos a largo plazo del COVID-19.
Este estudio representa un avance significativo en la comprensión de los efectos del COVID-19 en el cerebro, particularmente en el tronco encefálico, un área crítica para muchas funciones corporales esenciales. Gracias a la tecnología avanzada de resonancias magnéticas de 7 teslas, los científicos pudieron observar detalles antes inalcanzables y descubrir una conexión entre la inflamación cerebral y los síntomas prolongados del COVID. Los hallazgos también refuerzan la idea de que el COVID-19 puede tener efectos duraderos en la salud mental y física, lo que subraya la importancia de seguir investigando los impactos a largo plazo de esta enfermedad en todo el cuerpo humano.
Referencia:
- Brain/Quantitative susceptibility mapping at 7 T in COVID-19: brainstem effects and outcome associations. Link.