El calentamiento global es algo serio, que está afectando al planeta y la alarma está sonando desde hace rato, y eso se demuestra en el derretimiento del Permafrost, sin embargo, la amenaza parece ser mucho más grave esta vez.
El río Yukón fluye hacia el oeste a través de Alaska en dirección al mar de Bering, erosionando el permafrost ártico a lo largo de sus orillas y transportando sedimentos río abajo. Dentro de esos sedimentos se esconde un polizón tóxico: el mercurio.
El derretimiento del permafrost: una amenaza emergente

El derretimiento del permafrost en el Ártico está liberando depósitos de mercurio que han estado atrapados en el suelo congelado durante milenios, según un estudio publicado en Environmental Research Letters. Esta liberación representa una amenaza ambiental y de salud pública significativa para las aproximadamente 5 millones de personas que viven en la región ártica, de las cuales más de 3 millones podrían verse directamente afectadas si el permafrost desaparece para el año 2050.
El estudio, liderado por investigadores de California, muestra que el río Yukón en Alaska está transportando este mercurio hacia el mar de Bering. Este fenómeno es resultado del cambio climático, que está provocando el deshielo del permafrost, liberando el mercurio almacenado en el suelo.
La “bomba de mercurio” en el Ártico

Josh West, coautor del estudio y profesor de ciencias de la Tierra en la Universidad del Sur de California, describió la situación como una “bomba de mercurio gigante en el Ártico esperando a explotar”. Según West, la circulación atmosférica natural transporta contaminantes como el mercurio hacia el norte, donde se acumulan en el suelo y el agua. El mercurio en el permafrost podría superar la cantidad de este metal presente en los océanos, suelos, atmósfera y biosfera combinados.
Las plantas en el Ártico absorben el mercurio y, al morir, contribuyen a la formación de permafrost, donde el mercurio queda atrapado. Sin embargo, con el deshielo, este mercurio altamente concentrado se libera al ambiente, representando un peligro para la fauna y, en última instancia, para las personas que dependen de la caza y la pesca.
Los investigadores emplearon una técnica novedosa para medir los niveles de mercurio, excavando más profundamente en sedimentos de riberas de ríos y bancos de arena. Esta técnica podría ofrecer una estimación más precisa de la cantidad de mercurio en el permafrost. Isabel Smith, autora principal del estudio y candidata a doctorado en USC Dornsife, explicó que el río Yukón puede movilizar rápidamente grandes cantidades de sedimentos contaminados con mercurio.
Aunque actualmente la acumulación de mercurio no representa un riesgo inmediato, los autores advierten que los niveles de exposición aumentarán con el tiempo, afectando gravemente la salud de las comunidades locales y el medio ambiente.
El derretimiento del permafrost está liberando una “bomba” de mercurio que podría tener consecuencias graves para el Ártico y sus habitantes, subrayando la necesidad urgente de abordar el cambio climático.
Referencia:
- Environmental Research Letters/Mercury stocks in discontinuous permafrost and their mobilization by river migration in the Yukon River Basin. Link.