La contaminación ambiental causada por sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) representa un gran desafío para el medio ambiente debido a su resistencia a la degradación. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Buffalo y publicado en la revista ScienceDirect ha descubierto una cepa bacteriana capaz de descomponer estos compuestos, lo que podría marcar un antes y un después en la lucha contra estos “químicos eternos”.
Los PFAS: químicos persistentes en nuestro entorno

Los PFAS han sido ampliamente utilizados desde la década de 1950 en productos como utensilios de cocina antiadherentes y espumas contra incendios. Su estabilidad química, derivada del fuerte enlace carbono-flúor, dificulta su degradación natural. Esto ha llevado a que estos químicos se acumulen en el medio ambiente y en el organismo humano, generando preocupaciones de salud y ecológicas.
A lo largo de los años, las estrategias de mitigación se han centrado en la contención de los PFAS, ya que eliminarlos ha resultado extremadamente difícil. Sin embargo, la reciente investigación sobre la bacteria Labrys portucalensis F11 podría cambiar este panorama, abriendo la puerta a nuevas soluciones basadas en la biorremediación.
Labrys portucalensis F11, una bacteria con potencial transformador

El estudio liderado por Diana Aga, PhD, profesora de SUNY y titular de la cátedra Henry M. Woodburn en el Departamento de Química de la Facultad de Artes y Ciencias de la UB, así como directora del Instituto UB RENEW, descubrió que la bacteria F11 es capaz de metabolizar más del 90% del ácido perfluorooctano sulfónico (PFOS) en 194 días. Además, degradó cantidades significativas de otros compuestos PFAS, un hallazgo crucial dado que muchas de estas sustancias pueden tener efectos tóxicos sobre la salud humana y los ecosistemas.
Uno de los aspectos más relevantes del estudio fue el seguimiento de los metabolitos generados durante la degradación. En muchos casos, la bacteria no solo descomponía el compuesto original, sino que también degradaba los subproductos resultantes, evitando que estos se convirtieran en nuevas fuentes de contaminación.
Este descubrimiento es de gran relevancia, ya que muchos de los subproductos de los PFAS pueden ser tan o incluso más tóxicos que los compuestos originales.
Hacia un futuro con menos contaminación por PFAS

Si bien los resultados son prometedores, los investigadores reconocen que la duración del proceso de degradación sigue siendo un desafío. La F11 tardó 194 días en eliminar una parte sustancial de los PFAS presentes, lo que limita su aplicación inmediata a gran escala. Por ello, el siguiente paso es optimizar el metabolismo de la bacteria para que degrade los PFAS de manera más eficiente y rápida.
Uno de los enfoques propuestos es proporcionar a la F11 una fuente alternativa de carbono junto con los PFAS para estimular su crecimiento sin reducir su capacidad de degradar estos contaminantes. Sin embargo, encontrar el equilibrio adecuado es crucial: si la fuente de carbono es demasiado fácil de metabolizar, la bacteria podría ignorar los PFAS por completo.
El potencial de la F11 para la descontaminación ambiental abre nuevas posibilidades en la lucha contra los PFAS. Eventualmente, esta bacteria podría ser utilizada en el tratamiento de aguas residuales y en la bioaumentación de suelos contaminados. Este proceso implicaría la introducción de la cepa en ecosistemas afectados para acelerar la degradación de estos compuestos nocivos.
Según los investigadores, la integración de F11 en sistemas de tratamiento de aguas podría mejorar la eliminación de PFAS, reduciendo su persistencia en el medio ambiente. La bioaumentación, por otro lado, es un método aún en desarrollo que podría permitir la remediación in situ de suelos y aguas subterráneas contaminadas.
Referencia:
- PFAS biodegradation by Labrys portucalensis F11: Evidence of chain shortening and identification of metabolites of PFOS, 6:2 FTS, and 5:3 FTCA. Link.