El hombre que olvidó morir: la increíble historia de Stamatis Moraitis

Cuando Stamatis Moraitis tenía 66 años, sus médicos le informaron que solo le quedaban de seis a nueve meses de vida. Moraitis, quien había pasado la mayor parte de su vida adulta en los suburbios de Nueva York y Florida, estaba teniendo dificultades para respirar y ya no podía trabajar todo el día como solía hacerlo. Todos sus médicos estadounidenses coincidieron en el diagnóstico: cáncer de pulmón terminal.

Stamatis había nacido en Grecia, así que al recibir este diagnóstico decidió regresar a su tierra natal, la isla mediterránea y aislada de Icaria, junto a su esposa Elpiniki. No quería que su familia cargara con los miles de dólares que sabía que costaría un funeral en Estados Unidos. Prefería ser enterrado junto a su familia, junto al mar, donde el costo para sus seres queridos sería de sólo unos pocos cientos de dólares.

Sin embargo, al volver a Icaria, una isla griega ubicada a medio camino entre Atenas y Turquía, Moraitis no lo sabía en ese momento, pero estaba regresando a un lugar único y aislado, una isla donde las personas suelen vivir más allá de los 100 años. Había ingresado a una Zona Azul.

Poco a poco, empezó a moverse. Respiraba el aire fresco, admiraba el agua clara y azul, y bebía vino mientras se reconectaba con viejos amigos. Decidió dedicarse a la jardinería también.

Eventualmente, comenzó a plantar viñas para un viñedo en su jardín. Sabía que probablemente no estaría vivo para disfrutar del vino cuando las plantas estuvieran listas para la cosecha, pero al menos su esposa tendría las viñas como una forma tangible de recordarlo.

Diez años después, regresó a los médicos para decirles que aún estaba vivo, solo para descubrir que había sobrevivido a todos ellos.

Tres décadas después, todavía estaba vivo y cultivando todo tipo de frutas y verduras, incluyendo uvas para vino y aceitunas para aceite, en la finca de su familia.

No se sabe con certeza exactamente qué sucedió con Moraitis ni por qué vivió tres décadas más después de su diagnóstico de cáncer de pulmón terminal. Es posible que Moraitis tuviera algunas cualidades genéticas únicas que los llamados SuperAgers suelen mostrar, lo que puede ayudar a protegerlos de enfermedades como el cáncer.

Pero diversas investigaciones se han dado cuenta que también hay un componente importante en nuestra longevidad que no tiene que ver con quiénes somos por dentro, sino con lo que nos rodea: las personas, las plantas, el aire, el estilo de vida. Un estudio citado con frecuencia sobre gemelos daneses sugiere que la genética solo es responsable de aproximadamente el 20 al 25% de nuestra longevidad.

Él no hizo nada conscientemente para intentar mejorar su salud, todo lo que hizo fue cambiar su entorno. Dijo que sobrevivió gracias a la buena comida, el buen vino y la buena compañía en la isla de Ikaria.

La esposa de Stamatis Moraitis, Elpiniki, falleció en la primavera de 2012. Moraitis continuó viviendo en la isla de Ikaria después de su muerte, manteniendo un estilo de vida saludable que contribuyó a su notable longevidad.

Moraitis falleció a los 102 años en el 2013 y vivió con propósito hasta el final.

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