La evolución, ese proceso que solemos imaginar como lento e imperceptible, de repente se volvió tangible con los elefantes de Mozambique. Durante la Guerra Civil de 1977 a 1992, una presión evolutiva insólita moldeó la población de elefantes en el Parque Nacional de Gorongosa: la intensa caza furtiva de marfil llevó a un aumento significativo de hembras nacidas sin colmillos.
La necesidad de evolución de los elefantes de Mozanbique

El conflicto civil en Mozambique fue devastador no solo para la población humana, con un saldo estimado de un millón de muertos, sino tambiĆ©n para la fauna del paĆs. En Gorongosa, las fuerzas del gobierno (FRELIMO) y los rebeldes (RENAMO) cazaron a los elefantes para financiar su lucha vendiendo marfil en el mercado negro. Como resultado, mĆ”s del 90 % de los grandes herbĆvoros desapareció.
Entre las consecuencias de esta explotación, el nĆŗmero de elefantes hembras sin colmillos experimentó un dramĆ”tico incremento. SegĆŗn un estudio publicado en Science en 2021, antes de la guerra, solo el 18,5 % de las elefantes carecĆa de colmillos. Para el final del conflicto, ese porcentaje habĆa crecido al 50,9 %.
La ciencia detrÔs del fenómeno

El aumento de hembras sin colmillos es un claro ejemplo de selección natural inducida por actividades humanas. Al carecer de colmillos, estos elefantes no eran objetivos para los cazadores furtivos, lo que aumentaba sus probabilidades de supervivencia y reproducción. AsĆ, sus genes, asociados con la falta de colmillos, comenzaron a prevalecer en la población.
Los investigadores también encontraron que este rasgo puede estar relacionado con el gen AMELX, ubicado en el cromosoma X. Sin embargo, en los machos, una mutación en este gen parece ser letal durante el desarrollo fetal, lo que explica la ausencia de elefantes machos sin colmillos en Gorongosa.
Una evolución acelerada

Este caso es un recordatorio poderoso de cómo las acciones humanas pueden influir drĆ”sticamente en procesos evolutivos. En palabras de los cientĆficos Chris T. Darimont y Fanie Pelletier, este es un ejemplo de cómo los eventos sociales extremos pueden dejar una marca profunda en la evolución de otras especies. Las guerras, las economĆas y las culturas humanas han creado paisajes selectivos completamente nuevos para la fauna mundial.
El caso de los elefantes de Gorongosa no solo ilustra la rapidez con la que puede actuar la selección natural, sino también la urgencia de integrar las ciencias sociales y naturales para comprender mejor las interacciones complejas entre los humanos y el medio ambiente.
El estudio seƱala la necesidad de mĆ”s investigación interdisciplinaria para entender estas dinĆ”micas. Las ciencias sociales y las naturales, aunque tradicionalmente separadas, tienen un papel crucial que desempeƱar juntas. Comprender cómo nuestras actividades afectan la biodiversidad es esencial para formular estrategias de conservación sostenibles en un mundo donde el “natural” y el “humano” estĆ”n inextricablemente entrelazados.
En última instancia, la historia de los elefantes sin colmillos es una advertencia: nuestras decisiones no solo moldean nuestro destino, sino también el de todas las formas de vida que comparten este planeta.
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