Los astrónomos se enfrentan a un nuevo reto con un satélite artificial llamado BlueWalker 3, que destaca por ser un coloso de 64 metros cuadrados de comunicaciones diseñado para funcionar con dispositivos móviles estándar, convirtiéndolos de hecho en teléfonos por satélite.

Sin embargo, este satélite se ha convertido en una fuente de preocupación para los astrónomos debido a su brillo.
Un estudio publicado revela que el BlueWalker 3 es más brillante que todas las estrellas del cielo nocturno, excepto siete, lo que provoca perturbaciones visuales y puede interferir en la radioastronomía.
Además, este satélite es el prototipo de toda una constelación de naves espaciales similares que perturban la astronomía, lo que suscita preocupación por su impacto en la observación de las estrellas y la necesidad de desarrollar estrategias para proteger los telescopios de tales interferencias satelitales.