Nerida Wilson y su equipo de biólogos marinos han descubierto una criatura nunca antes vista en las frías aguas del océano Antártico: la Estrella Pluma Fresa de la Antártica. Aunque su nombre puede parecer encantador, esta criatura presenta un aspecto sorprendente y, para algunos, aterrador.
Su cuerpo se asemeja a una fresa y está adornado con 20 apéndices en forma de brazos que recuerdan a monstruos alienígenas. Algunos de estos brazos, que pueden alcanzar hasta 20 centímetros de largo, están decorados con protuberancias o tentáculos plumosos, otorgándole un aspecto único.
La importancia de la diversidad de ecosistemas
Nerida Wilson, una bióloga marina del Museo de Australia Occidental, subraya la importancia de estos hallazgos para la conservación de los ecosistemas marinos. “Conforme continuamos entendiendo la diversidad de ecosistemas como el Antártico o hábitats difíciles de muestrear como el fondo marino, debemos seguir valorando lo preciosas e importantes que son estas áreas para mantener un ecosistema marino diverso“, dice Wilson.
Wilson y sus colegas publicaron un estudio en la revista Invertebrate Systematics en julio, donde describen la estrella de plumas antártica en forma de fresa y otras tres nuevas especies de estrellas de plumas.
descubrimiento de la Estrella Pluma Fresa de la Antártica
Estas cuatro especies fueron descubiertas entre las criaturas capturadas en una red lanzada en el océano Índico subantártico. Los investigadores utilizaron muestras de ADN de los invertebrados para buscar un marcador genético especial, conocido como subunidad 1 de la citocromo oxidasa mitocondrial. Este gen es popular entre los biólogos porque su tasa de mutación permite distinguir entre diferentes especies y también contiene secuencias conservadas que ayudan a identificar especies estrechamente relacionadas.
La complejidad de las estrellas de plumas
Las estrellas de plumas, incluso para los expertos, pueden parecer muy similares. Estos animales pertenecen al filo Echinodermata, que incluye a las estrellas de mar, erizos de mar y pepinos de mar. Tienen cinco o más brazos flexibles y un cuerpo en forma de copa. Antes de la disponibilidad de la secuenciación de ADN en 1977, se pensaba que las estrellas de plumas antárticas pertenecían a una sola especie llamada Promachocrinus kerguelensis. Sin embargo, el nuevo estudio ha revelado siete especies adicionales gracias a la secuenciación de ADN. Cuatro de ellas son nuevas y tres fueron mal clasificadas anteriormente.
Relacionado: EL MISTERIO DE LOS QUITONES, LA CRIATURA MARINA QUE EVOLUCIONÓ OJOS POR TODO SU CAPARAZÓN
Importancia del uso de herramientas moléculas en la biología
“La aplicación de herramientas moleculares para entender la biodiversidad es ampliamente aplicable y se ha vuelto una parte necesaria para entender todas las cosas vivientes”, afirma Wilson. Este enfoque es esencial para los ecólogos, como Angela Stevenson del Centro Helmholtz GEOMAR para la Investigación Oceánica en Alemania, quien no participó en el estudio pero resalta la importancia de estos hallazgos.
Según Stevenson, los descubrimientos genéticos son cruciales para entender el diverso ecosistema en las profundidades del mar y en regiones polares.
Características de las nuevas especies
De las ocho especies descubiertas, seis tienen 20 brazos y dos tienen 10 brazos. La más notable es la estrella de plumas antártica en forma de fresa (Promachocrinus fragarius). En la base de su cuerpo, del tamaño de una fresa, hay protuberancias circulares donde los tentáculos con pequeñas garras anclan al animal al fondo del océano. Los brazos se extienden para ayudar a la criatura a moverse.
Estas nuevas especies también presentan coloraciones inusuales. Mientras que Promachocrinus kerguelensis tiene un tono marrón amarillento, los especímenes de Promachocrinus fragarius mostraron pigmentaciones inesperadas, como manchas púrpuras o tonos rojo oscuro.
Wilson reitera la importancia de valorar y conservar los ecosistemas marinos. “Conforme continuamos entendiendo cómo son de diversos los ecosistemas como el Antártico, debemos seguir valorando lo preciosas e importantes que son estas áreas para mantener un ecosistema marino diverso. Necesitamos conservar todos los hábitats, no solo los que podemos visitar fácilmente“. La estrella pluma fresa de la Antártica en forma de fresa vive a profundidades de hasta 1,150 metros bajo la superficie del océano, un entorno extremadamente apropiado para una criatura tan singular.
Conclusión: El Valor de la Investigación Genética
El descubrimiento de la Estrella Pluma Fresa de la Antártica y otras nuevas especies subraya la importancia de la investigación genética y molecular en la clasificación y conservación de la biodiversidad marina. Estos hallazgos no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre la vida en el océano profundo, sino que también resaltan la necesidad de proteger estos hábitats únicos y vulnerables para asegurar la salud de nuestros ecosistemas marinos globales.
