
A pesar de que no recuerda mucho sobre lo sucedido, el mundo sí lo hace: el 20 de diciembre 1980, Jean Hilliard, de 19 años, chocó su auto en un pueblo rural de Minnesota. Decidió bajar y caminar para buscar ayuda y, finalmente, llegó hasta la casa de su amiga Wally Nelson.
Esa noche, las temperaturas estaban a 20 grados bajo 0 y cualquier caminata era complicada, así fue que Hilliard cayó, intentó arrastrarse hasta la puerta, pero no pudo. La mañana siguiente, cuando Nelson abrió la puerta, se encontró con la terrorífica imagen de su amiga, arrodillada en el piso con los ojos abiertos, y totalmente congelada.
La mujer que se congeló y revivió: Jean Hilliard

Cuando buscamos en Google a la pequeña ciudad de Lengby, nos aparece un único resultado de hace 40 años. Todos lo llaman un milagro y es que cuando Jean Hilliard llegó al hospital Fosston, se dice que fue descongelada y, casi al instante, despertó.
La mayoría de los portales que cuentan la historia, lo hacen con un sesgo casi fantástico, incluso salió en el programa de televisión “Misterios sin Resolver”, donde se hicieron recreaciones, hubo música y todo fue un espectáculo.
Ya han pasado 43 años y su caso ha sido contado innumerables veces en TV y sitios web que investigan sucesos sobrenaturales. Pero cuando Jean Hilliard cuenta su historia, tiene los pies bien puestos en la tierra.
De acuerdo a lo que cuenta Hilliard, había asistido a un pueblo local la noche anterior para reunirse con amigos. Pasó la noche en la Legión Americana de Fosston, un lugar donde los jóvenes solían reunirse. Jean conducía el Ford LTD de su padre, el cual solo tenía tracción trasera y no tenía frenos antibloqueo, un auto que no era ideal para suelos congelados.
Wally Nelson era una amiga muy cercana de Jean Hilliard, salía con su mejor amigo, Paul, y ambas habían asistido a la reunión. Se sorprendió cuando abrió la puerta en la mañana y notó que había algo al frente de la casa. Cuando se acercó, quedó horrorizada de que se trataba su amiga, totalmente congelada.
Tenía los ojos abiertos y de su nariz salían algunas burbujas. Cómo pudo, la llevó hacia su porche y comenzó a llamar a sus amigos para pedir ayuda.
El cuerpo de Jean Hilliard estaba tan rígido que no pudieron colocarla en la cabina de su camioneta. Tuvieron que llevar el vehículo de otro amigo, más grande, y la llevaron al hospital más cercano, a unos diez minutos en auto.
Llegando al hospital

Cuando llegaron, los médicos vieron el estado de Hilliard y no creían que tuviera alguna posibilidad de sobrevivir. Su piel estaba tan congelada que ni las jeringas ni la aguja hipodérmica podían traspasarla y se rompían. Además, la temperatura corporal era tan baja que ni siquiera era registrada en los termómetros. También tenía los ojos abiertos, pero no respondían a los cambios de luz y su rostro mantenía un color gris pálido.
Entonces, el personal decidió calentar gradualmente el cuerpo de Jean Hilliard con mantas térmicas, a pesar de que creían que estaba muerta. Los médicos finalmente determinaron que su temperatura era de 88 grados, 10 grados menos de lo que se considera normal.
Después de un rato, el personal médico detectó un pulso débil, apenas eran 12 latidos por minutos, lo que les dio esperanzas y la posibilidad de que estuviera viva. Finalmente, se dieron cuenta de que seguía luchando por su vida.
Las reacciones de Jean Hilliard comenzaron a aparecer tres horas después de su llegada al hospital. A media mañana, despertó, estaba teniendo un espasmo muscular. Al mediodía, pudo pronunciar sus primeras palabras coherentes, estaba preocupada por lo que le haría su padre cuando se enterara de que había chocado su auto. Además, declaró que solo se sentía como si hubiese dormido mucho tiempo y se hubiese despertado en un hospital.
En casos similares como los de Jean Hilliard, los pacientes terminan con daños físicos, a veces permanentes. Por otro lado, Jean solo regresó a casa con algunas ampollas en los dedos de manos y pies, los cuales se sentían entumecidos por unos días, pero nada más.
La noticia de su milagrosa recuperación se difundió rápidamente y muchas personas querían hablar con ella sobre su experiencia. Hilliard dio charlas en muchas iglesias locales, incluso la llevaron hasta Nueva York para que apareciera en programas de entrevistas. Fue reconocida como “La chica milagrosa”. ¿Cómo sobrevivió sin ningún daño físico? Es algo que sigue sin saberse.