Las inyecciones de Botox en la frente pueden alterar el procesamiento emocional del cerebro

Una reciente investigación ha revelado que las inyecciones de bótox en la frente pueden alterar la forma en que el cerebro procesa las emociones de otras personas. Este hallazgo está relacionado con la “hipótesis de retroalimentación facial”, que sostiene que los músculos faciales juegan un papel clave en la interpretación de las emociones ajenas.

Según esta teoría, cuando vemos a alguien sonreír o fruncir el ceño, nuestro propio rostro imita de manera inconsciente esos gestos, enviando señales al cerebro que nos ayudan a interpretar y a sentir esas emociones. Sin embargo, el uso de bótox para paralizar ciertos músculos faciales podría interrumpir este proceso.

La hipótesis de la retroalimentación facial

Las inyecciones de Botox en la frente pueden alterar el procesamiento emocional del cerebro

La hipótesis de la retroalimentación facial no es una idea nueva. Charles Darwin ya sugirió que las expresiones faciales influyen directamente en la experiencia de las emociones. Según esta teoría, la expresión o supresión de emociones en el rostro puede alterar cómo vivimos esas emociones. 

Esta idea ha llevado a la creencia de que las emociones se expresan de manera universal en todo el mundo, aunque este punto ha sido objeto de debate. Lo que sí parece claro es que existe una conexión entre los músculos faciales y el procesamiento de emociones en el cerebro.

En este contexto, las inyecciones de bótox podrían interferir en esta conexión. Al paralizar los músculos de la frente, el bótox inhibe la capacidad del cerebro para recibir señales desde el rostro que ayudarían a interpretar emociones, lo que afecta el procesamiento emocional de las expresiones faciales.

El estudio sobre las inyecciones de botox

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Un equipo de la Universidad de California, Irvine, decidió investigar cómo afecta las inyecciones de bótox a esta hipótesis. Realizaron un estudio con 10 mujeres de entre 33 y 40 años, inyectándoles bótox en el músculo glabelar (responsable del ceño fruncido). 

Los investigadores realizaron escáneres cerebrales mediante resonancia magnética funcional (fMRI) a las participantes antes y después de las inyecciones para medir la actividad cerebral mientras observaban rostros con diferentes expresiones emocionales.

Los resultados fueron reveladores. Tras las inyecciones, la actividad en la amígdala, el centro encargado del procesamiento emocional en el cerebro, mostró cambios significativos cuando las participantes observaron caras felices o enojadas. Además, se detectaron alteraciones en el giro fusiforme, una región cerebral crucial para el reconocimiento de rostros, lo que sugiere que la incapacidad de fruncir el ceño afecta la forma en que el cerebro interpreta las expresiones faciales.

Otros estudios y sus implicaciones

Las inyecciones de Botox en la frente pueden alterar el procesamiento emocional del cerebro

Este no es el único estudio que ha explorado los efectos del bótox en el procesamiento emocional. En 2011, una investigación encontró que las personas que recibieron inyecciones en la frente y alrededor de los ojos, en áreas donde se forman las conocidas “patas de gallo”, experimentaron una disminución en su capacidad para percibir emociones en comparación con quienes solo se sometieron a procedimientos que no interfieren con la retroalimentación facial, como los rellenos dérmicos. 

Además, otro estudio descubrió que aquellos con inyecciones de bótox tardaban más en procesar oraciones que contenían lenguaje emocional, lo que sugiere un impacto en la interpretación cognitiva de las emociones.

Sin embargo, no todos los efectos del bótox en el procesamiento emocional son negativos. Algunas investigaciones sugieren que la incapacidad de fruncir el ceño puede tener beneficios para las personas que sufren de depresión. Aunque aún no se comprende completamente el mecanismo detrás de este efecto, parece que el bótox podría ofrecer una vía terapéutica para aliviar los síntomas de la depresión al reducir las expresiones faciales negativas que contribuyen al ciclo emocional deprimente.

El uso de bótox no solo tiene efectos estéticos, sino que también influye en el modo en que nuestro cerebro procesa las emociones de los demás. Si bien la paralización de los músculos faciales puede dificultar la interpretación emocional, también podría tener aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de trastornos como la depresión.

Referencia:

  • Science/Modulation of amygdala activity for emotional faces due to botulinum toxin type A injections that prevent frowning. Link.
  • NIH/Cosmetic use of botulinum toxin-A affects processing of emotional language. Link.

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