En medio de la brutalidad del Holocausto, Irena Sendler se convirtió en una luz de esperanza para miles de niños judíos. Con una valentía excepcional, desafió al régimen nazi en la Polonia ocupada, rescatando a 2.500 niños del gueto de Varsovia y arriesgando su vida en el proceso.
Irena Sendler,el inicio de una vida dedicada a los demás

Desde su infancia, Irena Sendler demostró una profunda sensibilidad hacia los más desfavorecidos, un valor inculcado por su padre, un médico que sacrificó su vida atendiendo a pacientes sin recursos. Su temprana exposición a la discriminación la llevó a oponerse firmemente a la segregación de los judíos en la Universidad de Varsovia, lo que le valió una suspensión.
Cuando Alemania invadió Polonia en 1939, Irena trabajaba en el Departamento de Bienestar y Salud Pública de Varsovia. Bajo la ocupación nazi, las ayudas sociales para los judíos quedaron prohibidas, pero ella y sus colegas encontraron formas de brindar asistencia. Primero proporcionaron alimentos y medicinas a los soldados judíos heridos y luego ampliaron su apoyo a familias enteras, enfrentándose a un peligro inminente.
En 1940, con la creación del gueto de Varsovia, la situación se volvió desesperada. Más de 450.000 personas quedaron atrapadas en condiciones infrahumanas, condenadas a la enfermedad y la muerte. Gracias a su trabajo en el Departamento de Salud, Irena Sendler podía entrar y salir del gueto, una oportunidad que aprovechó para introducir suministros esenciales. Pero pronto, su labor tomó un rumbo aún más peligroso: comenzó a rescatar niños, sacándolos del gueto mediante ingeniosas estrategias y ocultándolos en lugares seguros.
El rescate de los niños del gueto de Varsovia

La red de ayuda de Irena Sendler se enfrentaba a enormes riesgos. A partir de 1941, cualquier persona que ayudara a los judíos sería condenada a muerte, junto con su familia. Sin embargo, esto no la detuvo. A medida que la situación en el gueto empeoraba, las familias, en un acto de desesperación, confiaban en que sus hijos tuvieran una oportunidad de sobrevivir lejos de ellos.
Sendler y su equipo idearon diversos métodos para sacar a los niños del gueto. Algunos fueron transportados en ataúdes, otros escondidos en sacos de patatas o en ambulancias que simulaban llevar enfermos contagiosos. También usaron túneles subterráneos y las cloacas de la ciudad para escapar. Cada rescate era una operación meticulosamente planeada, donde el mínimo error significaba una sentencia de muerte.
Para garantizar la identidad de los niños y que pudieran reunirse con sus familias tras la guerra, Irena documentó sus nombres y nuevas identidades en pequeños trozos de papel que ocultó en frascos enterrados en un jardín. Gracias a esta precaución, muchos de los niños rescatados pudieron recuperar su historia una vez que el conflicto terminó.
En 1942, con la intensificación de las deportaciones a los campos de concentración, se creó el Consejo de Ayuda a los Judíos, conocido como Zegota. Irena Sendler se unió a esta organización y, en 1943, fue nombrada directora de su sección infantil. A través de Zegota, cientos de niños fueron acogidos en hogares polacos y orfanatos cristianos, donde aprendían oraciones católicas para evitar ser descubiertos por los nazis.
La capturay el reconocimiento tardío

En octubre de 1943, la Gestapo descubrió la red de rescate y arrestó a Irena Sendler. Fue llevada a la prisión de Pawiak, donde se le obligó a revelar los nombres de sus cómplices y el paradero de los niños rescatados. A pesar de las amenazas, nunca reveló información.
Finalmente, fue sentenciada a muerte, pero gracias a un soborno de la resistencia polaca, logró escapar pocas horas antes de su ejecución. Con una identidad falsa, continuó trabajando con Zegota hasta el final de la guerra. Durante el levantamiento de Varsovia en 1944, se desempeñó como enfermera y resultó herida en combate.
A pesar de su heroísmo, su historia cayó en el olvido durante décadas. No fue hasta finales del siglo XX cuando su labor comenzó a ser reconocida. En 1965, fue nombrada “Justa entre las Naciones” por el Instituto Yad Vashem de Israel, y en 2007 fue propuesta para el Premio Nobel de la Paz. Aunque no lo recibió, su legado se mantiene vivo.
Irena Sendler dedicó su vida a salvar a quienes más lo necesitaban, desafiando la crueldad nazi con valentía y astucia. Aunque la historia tardó en reconocer su heroísmo, su legado es inmortal. Hoy, su nombre simboliza la compasión y la resistencia ante la injusticia, inspirando a generaciones futuras.
Referencia:
- UNESCO/¿Quién fue Irena Sendler y por qué sacó de contrabando a niños judíos del gueto de Varsovia? Link.