La NASA se está preparando para un acontecimiento celeste único, el eclipse solar anular (en forma de anillo), que atravesará una trayectoria de 125 millas de ancho en el suroeste de EE.UU. y un eclipse solar parcial para toda América.

Durante este extraordinario acontecimiento, aproximadamente el 90% del sol quedará oculto por la luna, lo que provocará una repentina reducción de la luz solar. La NASA tiene ambiciosos planes para explorar cómo afecta este fenómeno a la atmósfera superior de la Tierra.
Para ello, la NASA lanzará tres cohetes de sondeo desde el polígono de misiles de White Sands, en Nuevo México, estratégicamente situado justo fuera de la trayectoria del eclipse solar. Si tiene éxito, esta misión supondrá un logro histórico, ya que será la primera vez que se realicen mediciones simultáneas desde distintos puntos de una capa específica de la atmósfera terrestre durante un eclipse solar. Este esfuerzo puede revelar valiosos conocimientos sobre las intrincadas interacciones entre nuestro planeta y el cosmos.
La próxima misión de la NASA durante el eclipse solar “Anillo de Fuego” consistirá en lanzar tres cohetes suborbitales a intervalos precisos, antes, durante y después del punto álgido del eclipse.
Estos cohetes irán equipados con instrumentos científicos diseñados para recoger datos sobre la atmósfera terrestre, incluidas la densidad de electrones y las fluctuaciones de temperatura.
La misión, denominada Perturbaciones atmosféricas en torno al eclipse Pat, tiene por objeto investigar las perturbaciones o cambios en la ionosfera, una región situada a unos 80 kilómetros por encima de la superficie terrestre donde el aire se vuelve eléctrico.
Durante un eclipse solar, especialmente cuando la luz solar desaparece rápidamente, se espera que ondas ondulen a través de la ionosfera. Este fenómeno ofrece a los científicos una oportunidad única para estudiar los efectos de un eclipse en esta capa de la atmósfera.
El proyecto está dirigido por Aroh Barjatya, profesor de la Embry-Riddle Aeronautical University, y pretende captar información detallada sobre la respuesta de la ionosfera al eclipse.
Cada cohete transportará cuatro pequeños instrumentos científicos capaces de medir las variaciones de los campos eléctricos y magnéticos, así como los cambios de densidad y temperatura.
Los cohetes son ideales para esta misión porque pueden programar con precisión sus lanzamientos para captar datos a las escalas espaciales más pequeñas posibles, especialmente en las altitudes más bajas, donde los satélites no pueden operar.
Esta misión representa una oportunidad única en la vida, ya que los eclipses solares de esta magnitud son relativamente raros y ofrecen una ocasión única para estudiar la atmósfera terrestre en este contexto.