La historia de Laura Winham, una mujer de 38 años, sorda y con esquizofrenia, es una tragedia que ha dejado a muchos conmovidos y cuestionando los sistemas sociales que debieron haberla protegido. Laura, que vivía en un apartamento de vivienda social en Woking, Inglaterra, fue encontrada en mayo de 2021, aunque se estima que falleció en noviembre de 2017.
Su caso ha revelado una serie de fallos sistemáticos por parte de las instituciones encargadas de su bienestar, pero lo más desgarrador es lo que dejó atrás en su diario personal: una crónica de sus últimos días, marcados por el hambre, el aislamiento y el miedo.
El abandono de Laura Winham
Laura Winham padecía esquizofrenia, una condición que le generaba alucinaciones y la convencía de que su familia quería hacerle daño. Esta situación la llevó a alejarse completamente de ellos, y pidió que dejaran de contactarla.
A medida que su salud mental se deterioraba, Laura se aisló en su apartamento, desconfiando incluso de las instituciones que debían apoyarla. La combinación de su sordera y su enfermedad mental la hizo extremadamente vulnerable, pero la realidad es que fue dejada de lado por los sistemas sociales encargados de ayudar a personas como ella.
El descubrimiento de su cuerpo, en un estado “momificado y casi esquelético”, fue devastador. Estaba rodeada de indicios de una vida que fue poco a poco apagándose, como un calendario con fechas tachadas hasta el 1 de noviembre de 2017 y un diario en el que registró sus pensamientos y sus crecientes dificultades para sobrevivir.
Las crónicas de un final solitario

Uno de los aspectos más desgarradores de la historia de Laura Winham es su diario personal, donde documentó sus últimos días con una precisión dolorosa. El 28 de septiembre de 2017, escribió sobre su desesperación:
“Mi móvil dejó de funcionar el 7 de septiembre. Fui a comprar al Tesco antes de que se apagara. He dormido semanas enteras… No he almacenado comida durante meses porque no sé qué está pasando”.
Esta entrada refleja no solo su aislamiento físico, sino también su desconexión emocional y mental de la realidad.
A lo largo del diario, Laura Winham expresó su creciente hambre y desesperación. En octubre de 2017, anotó:
“Ha pasado un mes entero desde mi última compra de alimentos. No puedo creer que haya sobrevivido tanto tiempo”.
Esta frase, tan sencilla pero devastadora, es una muestra del sufrimiento que experimentó mientras su vida se desmoronaba. También menciona su lamento por no haber comprado arroz, un alimento básico que podría haberle proporcionado un poco más de sustento.
Una de las entradas más tristes del diario es aquella en la que escribe: “Sueño con [comida]. De todos modos, me muero de hambre”. Laura estaba sobreviviendo a base de patatas y queso, una dieta que muestra cómo había llegado al límite de sus recursos. En sus últimos días, solo le quedaban 5 libras (alrededor de 4 dólares), y no tenía manera de obtener más comida.
El miedo y la desconfianza hacia las instituciones
El aislamiento de Laura Winham no fue solo social o familiar; también se extendió hacia las instituciones que debían brindarle apoyo. Su esquizofrenia le hacía temer a las personas y organizaciones que intentaban ponerse en contacto con ella. A principios de 2016, el Departamento de Trabajo y Pensiones le envió una carta informándole que debía hacer una nueva solicitud para recibir su pago por incapacidad.
Laura Winham, alarmada ante la posibilidad de tener que someterse a un examen médico, respondió al ayuntamiento de Woking expresando su preocupación. Sin embargo, estas inquietudes no se transmitieron a las autoridades correspondientes, lo que resultó en un colapso total de la comunicación.
A pesar de los esfuerzos iniciales para comunicarse con ella por carta, nadie del ayuntamiento intentó visitarla personalmente. Su miedo y desconfianza hacia las instituciones la llevó a dejar de responder a las solicitudes, lo que contribuyó a su trágico destino.
Entradas desgarradoras de su diario

Se alejó de su familia por miedo
La familia de Laura Winham informó a la policía que ella siempre luchó con problemas de salud mental. Estos problemas se agravaron después de graduarse de la universidad, cuando empezó a escuchar voces que le decían que su familia quería hacerle daño. Debido a esto,
Laura les pidió que dejaran de contactarla y se mudó sola a un apartamento en Woking, Inglaterra, donde sobrevivía con cheques de ayuda por incapacidad proporcionados por el gobierno.
“Ojalá hubiera comprado arroz”
En su diario, Laura Winham documentó cómo se quedaba sin dinero y comida. Desarrolló una fobia a salir de su apartamento, tras una mala experiencia en el supermercado. En uno de los pasajes, escribió: “Ha pasado más de un mes desde que hice mi última compra. Ya no me abastezco porque no sé qué está pasando realmente. Debí comprar más arroz.”
Laura soñaba con comerse un filete
Uno de los pasajes más desgarradores del diario de Laura revela su desesperación por la comida:
“Sueño comiendo un filete. Tengo recortes de recetas deliciosas, pero mi refrigerador está vacío. He sobrevivido comiendo queso y patatas. Ya solo me quedan 5 libras (4 dólares).”
¿Qué pasó con los cheques del gobierno?
Laura Winham también detalló en su diario que había intentado comunicarse con las instituciones de ayuda por escrito, ya que su celular había dejado de funcionar. Recibió una carta en la que le pedían una visita programada para confirmar que estaba recibiendo los cheques. Sin embargo, esto la alarmó, ya que temía que los médicos quisieran hacerle una lobotomía, por lo que nunca respondió.
Un desenlace trágico

Cuando finalmente su familia decidió ir a buscarla, preocupados por la falta de respuesta de Laura durante años, se encontraron con una escena desgarradora. Al forzar la cerradura de su apartamento, hallaron su cuerpo en posición fetal, rodeado de ropa y papeles que documentaban su lucha final. Su muerte no solo es una tragedia familiar, sino también un grave recordatorio de los fallos sistemáticos que existen en los servicios sociales y de salud mental.
El caso de Laura Winham es una historia de abandono, aislamiento y una desesperación que se documentó en las páginas de su diario. A pesar de ser una persona extremadamente vulnerable, fue dejada a su suerte por las instituciones que debieron haberla apoyado. La investigación ha llevado a que se revisen y cambien las políticas en algunos sectores, pero el daño ya está hecho. Laura murió sola, sin comida y rodeada de un miedo abrumador, una historia que nos obliga a reflexionar sobre cómo tratamos a las personas más vulnerables en nuestra sociedad.
Referencia:
- The Guardian/Woman who lay dead in flat for three years wrote she was ‘starving’ in diary. Link.