La física cuántica continúa desafiando nuestra percepción de la realidad. Un nuevo experimento, liderado por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, ha medido un pulso de luz en 37 dimensiones, poniendo a prueba una paradoja fundamental de la física cuántica. Utilizando un procesador fotónico basado en fibra, los investigadores han logrado demostrar cómo funciona la no localidad cuántica en un nivel sin precedentes. Este hallazgo no solo amplía nuestra comprensión del universo, sino que también abre la puerta a avances tecnológicos revolucionarios.
La paradoja GHZ y la ruptura del realismo local

El realismo local es la forma intuitiva en que entendemos el mundo. Si una carta llega a tu buzón, es porque alguien la dejó allí, siguiendo una cadena de eventos lógicos y predecibles. Sin embargo, la física cuántica desafía esta noción con el fenómeno del entrelazamiento, donde partículas separadas pueden estar conectadas sin importar la distancia.
En este contexto, la paradoja Greenberger-Horne-Zeilinger (GHZ) representa uno de los desafíos más intrigantes para la física moderna. Según esta paradoja, ciertas predicciones cuánticas contradicen el principio del realismo local, lo que significa que la realidad no está determinada hasta que se mide. Para probar esto, los científicos utilizaron un sistema de fotones y fibras ópticas en lugar de cartas y buzones, analizando cómo la información puede existir sin una trayectoria definida.
El experimento reveló que la luz puede ocupar múltiples dimensiones simultáneamente, sugiriendo que la realidad podría ser mucho más compleja de lo que pensamos. Al utilizar tres contextos diferentes para evaluar la paradoja GHZ, los investigadores encontraron correlaciones que desafían completamente nuestra intuición sobre el comportamiento de la materia y la energía.
La luz en 37 dimensiones: un nuevo nivel de complejidad

Para entender hasta qué punto la paradoja GHZ rompe con nuestras expectativas, los investigadores expandieron el experimento a 37 dimensiones. Más allá de las tres dimensiones espaciales que conocemos y el tiempo, añadieron otras 33 dimensiones en su análisis. Estas dimensiones adicionales no son físicas en el sentido tradicional, pero representan estados cuánticos en los que los fotones pueden existir simultáneamente.
El equipo diseñó un sistema en el que cada una de estas dimensiones estaba representada por un estado cuántico específico de la luz. Al medir estos estados, lograron demostrar que las correlaciones cuánticas pueden existir en un número sorprendente de dimensiones, desafiando aún más las concepciones tradicionales de la realidad.
Este descubrimiento tiene implicaciones tanto filosóficas como prácticas. Si la luz puede existir en docenas de dimensiones, ¿qué significa esto para nuestra percepción del espacio y el tiempo? Además, ¿estas dimensiones adicionales tienen algún significado físico o son simplemente abstracciones matemáticas? Resolver estas preguntas podría redefinir nuestra comprensión del universo y abrir nuevas posibilidades en la computación cuántica y la comunicación segura.
Implicaciones para la tecnología cuántica y el futuro de la física
Más allá del impacto teórico, este experimento tiene aplicaciones concretas en el desarrollo de nuevas tecnologías. La computación cuántica, que se basa en los principios de la superposición y el entrelazamiento, podría beneficiarse enormemente de la capacidad de manipular información en múltiples dimensiones. Un mayor entendimiento de estos fenómenos podría permitir la creación de circuitos cuánticos más eficientes y robustos.
Además, el experimento plantea nuevas preguntas sobre la estructura fundamental del universo. Si la realidad cuántica se extiende a tantas dimensiones, ¿por qué solo experimentamos tres dimensiones espaciales en nuestra vida cotidiana? ¿Es posible que existan otras formas de realidad que aún no hemos descubierto?
Este estudio es un paso crucial hacia una comprensión más profunda del cosmos y podría allanar el camino para avances en campos como la criptografía cuántica, la simulación de materiales y la exploración de los límites del conocimiento humano. La luz en 37 dimensiones no solo desafía nuestra intuición, sino que también nos obliga a replantearnos la naturaleza misma de la realidad.
El experimento llevado a cabo por científicos chinos demuestra que la luz puede existir en 37 dimensiones, cuestionando los fundamentos del realismo local y la naturaleza del universo. A través de la paradoja GHZ, se han observado correlaciones que desafían nuestra comprensión clásica del espacio y el tiempo.
Este hallazgo no solo plantea nuevas interrogantes filosóficas, sino que también abre la puerta a avances tecnológicos en computación cuántica y telecomunicaciones. La física cuántica sigue sorprendiendo al mundo con su complejidad y su potencial, recordándonos que apenas estamos comenzando a comprender el verdadero funcionamiento de nuestro universo.
Referencia:
- Science Advances/Exploring the boundary of quantum correlations with atime-domain optical processor. Link.