En una sorprendente revelación médica, se ha descubierto que una anciana residente en el Lejano Oriente ruso ha llevado una aguja de tres centímetros de longitud en el cerebro durante la friolera de 80 años. Este sorprendente descubrimiento se produjo durante una tomografía computarizada rutinaria, dejando a los médicos atónitos.

Los expertos médicos sospechan que esta desafortunada mujer fue víctima de un intento fallido de infanticidio por parte de sus padres. Sin embargo, han decidido no extraer la aguja, por temor a agravar su ya delicado estado.

El departamento de sanidad local, situado en la remota región rusa de Sajalín, arrojó luz sobre esta sombría situación, sugiriendo que durante los años de hambruna, estos casos no eran infrecuentes.

El departamento cree que sus padres tomaron la desgarradora decisión de acabar con su vida durante la Segunda Guerra Mundial y, como resultado, la aguja, de tres centímetros de longitud, ha permanecido alojada en su cerebro desde su nacimiento. Este espantoso método se empleaba a menudo para eliminar cualquier prueba del crimen.

El periodo de la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por la escasez generalizada de alimentos en toda la Unión Soviética, lo que llevó a la miseria a muchos ciudadanos. A pesar de que la aguja penetró en su lóbulo parietal izquierdo, no se produjo el efecto mortal previsto, y la resistente niña sobrevivió milagrosamente.

Sorprendentemente, la paciente nunca ha declarado haber sufrido dolores de cabeza como consecuencia de esta lesión, y su estado general no se considera potencialmente mortal. Está bajo la supervisión de su médico de cabecera.