¿Una nueva ley de la evolución que Darwin no vio? Investigadores aseguran haberla encontrado

¿Una nueva ley de la evolución que Darwin no vio? Investigadores aseguran haberla encontrado

Un reciente estudio sostiene haber identificado una ley de la evolución “perdida”, la cual se basa en lo que han denominado “selección funcional”. Sin embargo, su validez presenta ciertas incertidumbres.

Ley de la evolución perdida

¿Una nueva ley de la evolución que Darwin no vio? Investigadores aseguran haberla encontrado

Se ha sostenido que el universo, en su tendencia hacia el desorden, tiende a enfriarse y a volverse homogéneo, apuntando hacia un estado de uniformidad tibia. Sin embargo, en contraposición a esta noción, la vida no solo subsiste sino que evoluciona de manera continua, explorando nuevas complejidades.

Incluso en el reino de lo inanimado, existen procesos que, de forma espontánea, dan lugar a un aumento en la complejidad y el orden. Tomemos, por ejemplo, las primeras estrellas, compuestas principalmente de hidrógeno y helio. A lo largo de sus ciclos de vida, estas estrellas fusionan partículas subatómicas para generar elementos químicos más complejos, como el carbono, oxígeno, nitrógeno, entre otros. ¿Cómo es posible que estos procesos parezcan desafiar la segunda ley de la termodinámica? Un grupo de científicos argumenta que ha desenterrado la “ley de la evolución perdida” que finalmente proporciona una respuesta a este enigma.

El artículo en el que se postula esta nueva ley ha sido elaborado por un destacado conjunto de expertos procedentes de diversas instituciones de investigación, incluyendo la Carnegie Institution for Science, el Caltech, la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado.

En términos generales, plantean la idea de que, más allá de la selección natural, existen otras leyes que rigen la evolución. Sorprendentemente, sugieren que incluso los sistemas inanimados están sujetos a un proceso evolutivo. Estas afirmaciones controvertidas sin duda generarán una discusión intensa. De hecho, se abren ante nosotros diversas posibilidades.

La primera es que, eventualmente, este estudio podría tener un impacto revolucionario en los campos de la biología evolutiva, la termodinámica y la física de sistemas complejos. La segunda opción es que sea descartado como incorrecto o, aún peor, carezca de sustento.

Otra forma de ver la evolución

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El artículo destaca por el uso del término “evolución”. En este contexto, se debe entender en un sentido puramente científico, refiriéndose al proceso por el cual los seres vivos se adaptan a los desafíos del entorno de generación en generación. Bajo esta definición, resulta inusual afirmar que estrellas, planetas y minerales experimenten una “evolución” ya que no exhiben cambios que los hagan adaptarse a las presiones del entorno. Sin embargo, es innegable que estos objetos experimentan transformaciones a lo largo del tiempo, lo que comúnmente podríamos describir como una forma de evolución en un sentido amplio.

En este sentido, los científicos están empleando el término “evolución” de manera menos rigurosa y más convencional. Las estrellas, planetas y minerales experimentan cambios con el tiempo debido a ciertas tendencias. Por ejemplo, un objeto soltado desde una altura tiende a caer al suelo debido a las fuerzas gravitacionales. Del mismo modo, en la naturaleza existen reglas que llamamos leyes naturales, y nuestro propósito es descubrirlas y formularlas.

Las expresiones y ecuaciones usadas para describir estas leyes naturales se denominan leyes científicas, y en ocasiones, se entrelazan, lo que puede llevar a confusiones. Sin embargo, es crucial distinguirlas para comprender esta investigación. En este caso, los expertos han intentado establecer una serie de tendencias que parecen influir en la evolución de ciertos sistemas, aunque aún no está claro si estas leyes científicas corresponden realmente a nuevas leyes naturales o si son combinaciones de regularidades previamente conocidas.

¿Cambios significativos?

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En particular, plantean que tanto los sistemas vivos como los inanimados evolucionan siguiendo reglas distintas a la selección natural, como la selección de sistemas más estables y la aparición de novedades, algo que en cierta medida, es v erdad. Desde hace tiempo sabemos que los sistemas más estables tienden a sobrevivir mejor. Por ejemplo, si todos eligiéramos modelos de teléfonos al azar cada vez que necesitamos uno, inicialmente la distribución de cada modelo en la población sería uniforme. No obstante, con el tiempo, los modelos duran más serían seleccionados con mayor frecuencia, creando una tendencia.

En lo que respecta a la novedad, existen situaciones en las que los cambios son necesarios para adaptarse a un entorno cambiante y evitar la extinción. En otras palabras, si todo a tu alrededor cambia, es esencial que tú también evoluciones para sobrevivir. Este concepto está bien arraigado en las teorías actuales de la ley de la evolución, y es una consecuencia de la selección natural, a menudo conocida como la “hipótesis de la Reina Roja”.

Es por ello que parece que la mayoría de las afirmaciones en este artículo no son nuevas, aunque se presentan de manera distinta. Los investigadores hablan de la estabilidad y la novedad como funciones, un concepto que ha sido objeto de debate en biología. De hecho, los cambios no ocurren con un propósito, es decir, no tienen una función intrínseca. En cambio, los sistemas sobreviven debido a los cambios que han experimentado, y somos nosotros quienes, en cierto sentido, atribuimos una función a esos cambios.

Este matiz es sutil pero relevante. Vale la pena señalar que esta investigación está respaldada por la Fundación John Templeton, que a veces se inclina hacia el funcionalismo en sus enfoques. La fundación busca establecer conexiones entre espiritualidad y ciencias, a veces de manera polémica.

Este contexto es importante para comprender el origen del estudio, y aunque se haya publicado en una revista de prestigio, debemos recordar que existen numerosos ejemplos de investigaciones deficientes en revistas de alto impacto. Por lo tanto, es esencial mantener una actitud crítica, examinar el artículo original en su totalidad y, posiblemente, esperar a que la comunidad académica evalúe la investigación, ya sea con elogios, críticas o, muy probablemente, un silencio significativo.

Referencias:

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