Nuevo estudio revela que un próximo megaterremoto podría ser inminente

Los megaterremotos representan una de las mayores amenazas naturales en las regiones occidentales de América. La zona de subducción de Cascadia, ubicada frente a las costas del sur de Columbia Británica, Washington, Oregón y el norte de California, alberga una falla de megathrust, un tipo de falla tectónica altamente peligrosa que podría desencadenar uno de los terremotos más devastadores en la historia moderna. Con nuevas investigaciones revelando detalles más complejos sobre esta zona, los científicos advierten que el próximo gran evento sísmico podría estar más cerca de lo que pensamos.

Comprender la actividad sísmica

Nuevo estudio revela que un próximo megaterremoto podría ser inminente
Una sección transversal esquemática de la zona de subducción de Cascadia muestra la placa del fondo oceánico (gris claro) moviéndose debajo de la placa continental de América del Norte, junto con otras características que podrían indicar un posible megaterremoto. Crédito: Servicio Geológico de Estados Unidos

La zona de subducción de Cascadia es una franja de 960 kilómetros donde el suelo del océano Pacífico se desliza lentamente bajo la placa de América del Norte, acumulando tensión durante siglos hasta liberarse en forma de un megaterremoto. Esta falla ha producido algunos de los terremotos más potentes del mundo, capaces de sacudir tanto el lecho marino como la tierra, y generar tsunamis de más de 30 metros de altura. Los científicos estiman que estos grandes terremotos ocurren aproximadamente cada 500 años, y el último registrado fue en 1700.

Recientemente, un equipo de investigadores ha completado un estudio innovador utilizando tecnología geofísica avanzada para mapear la compleja estructura subterránea de la zona de subducción de Cascadia. Esta investigación, financiada por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, proporciona la primera visión detallada de las múltiples estructuras bajo el lecho marino, incluyendo la geometría de la placa oceánica que desciende y los sedimentos superpuestos. 

Suzanne Carbotte, geofísica marina de la Universidad de Columbia y Líder del estudio, comentó:

“Los modelos actuales usados por las agencias públicas se basaban en datos antiguos de baja calidad de la década de 1980. El megathrust tiene una geometría mucho más compleja de lo que se había asumido previamente”.

Los nuevos hallazgos sugieren que la zona de falla de megathrust no es una estructura continua, sino que está dividida en al menos cuatro segmentos, cada uno potencialmente aislado en cierto grado de los movimientos de los otros. Esto podría significar que no toda la falla se rompería a la vez en un megaterremoto, aunque esta hipótesis aún requiere más estudios. Esta segmentación también podría influir en la magnitud de los tsunamis generados, dado que la variabilidad en la estructura del lecho marino juega un papel clave en la propagación de estas olas gigantes.

Riesgos de tsunami por megaterremoto

Nuevo estudio revela que un próximo megaterremoto podría ser inminente
Mapa del subsuelo marino de la zona de subducción de Cascadia, que muestra la profundidad de la falla entre la placa de Juan de Fuca, que se desplaza hacia el este, y la placa de América del Norte. El amarillo/naranja indica profundidades poco profundas; el verde, más profundas; los azules/violetas, las más profundas. Las líneas negras diagonales aproximan las divisiones entre los diferentes segmentos de la zona. La línea roja ondulada a la derecha indica el borde marino de las rocas continentales rígidas que aparentemente hacen que la zona se rompa en estos segmentos. Crédito: Science Advances, 2024

Una de las revelaciones más inquietantes del estudio es que algunos segmentos de la falla, en particular el que se extiende desde la Isla de Vancouver hasta la frontera de Oregón, podrían ser más propensos a rupturas completas, lo que los hace especialmente peligrosos y un riesgo para los megaterremotos.

A diferencia de otros segmentos que presentan características geológicas como fallas y montes submarinos subducidos, este segmento es relativamente liso, lo que podría facilitar una ruptura completa y generar un megaterremoto de gran magnitud.

Además, en este segmento en particular, el ángulo de subducción es más superficial, lo que significa que la interfaz sísmicamente activa entre las placas podría extenderse directamente bajo la Península Olímpica de Washington. Esto aumentaría la intensidad de los temblores en áreas densamente pobladas, elevando los riesgos de daños catastróficos. Harold Tobin, geofísico de la Universidad de Washington y coautor del estudio, dijo:

“Para ciudades como Tacoma y Seattle, esto podría marcar la diferencia entre una situación alarmante y una verdaderamente catastrófica”.

El estudio también subraya la necesidad de revisar los modelos de riesgo de tsunami. Según Kelin Wang, científico del Servicio Geológico de Canadá, aún se están analizando los datos para modelar características específicas del fondo marino que podrían generar tsunamis. Los resultados preliminares sugieren que la interacción de los segmentos de falla y las estructuras geológicas subyacentes podrían influir significativamente en la propagación de estas olas devastadoras.

Los hallazgos recientes ponen de manifiesto la urgencia de mejorar las estrategias de preparación y respuesta ante un posible megaterremoto. Las evaluaciones prácticas que podrían afectar los códigos de construcción y otros aspectos de la preparación regional podrían publicarse tan pronto como el próximo año. “Hay una complejidad mucho mayor de la que se había inferido previamente”, concluyó Carbotte.

Implicaciones en el resto del continente

Un megaterremoto en la zona de subducción de Cascadia tendría repercusiones más allá de Estados Unidos y Canadá, afectando potencialmente a otros países del continente americano. La liberación de energía sísmica podría desencadenar tsunamis que impacten las costas del Pacífico en América Central y del Sur, generando olas destructivas que causarían inundaciones y daños a infraestructuras costeras. 

Además, el megaterremoto podría alterar las rutas comerciales y el tráfico marítimo en el Océano Pacífico, afectando la economía de varios países debido a la interrupción de puertos clave y la necesidad de desviar rutas para evitar zonas de desastre.

A nivel climático, la liberación de grandes cantidades de gases y partículas en la atmósfera podría influir en patrones meteorológicos regionales, alterando temporales y lluvias en áreas lejanas. Asimismo, la posibilidad de réplicas y actividad sísmica inducida en otras fallas podría aumentar el riesgo de terremotos en áreas cercanas, extendiendo los peligros a otras naciones del continente.

No hay que alarmarse, pero la amenaza de un megaterremoto está ahí, latente. Pero bajo este contexto, estos avances científicos son esenciales para mitigar los riesgos y proteger a millones de personas en la costa oeste de Estados Unidos y Canadá.

Referencia:

  • Science Advances/Subducting plate structure and megathrust morphology from deep seismic imaging linked to earthquake rupture segmentation at Cascadia. Link.

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