El desastre nuclear de Chernóbil en 1986 fue un evento catastrófico que liberó la mayor cantidad de material radiactivo al medio ambiente en la historia, afectando ranas, lobos, plantas y toda forma de vida. Aunque el impacto inicial en la vida silvestre fue devastador, la región se ha convertido, en ausencia de humanos, en una de las reservas naturales más grandes de Europa. Ahora, un nuevo estudio arroja luz sobre cómo las ranas arbóreas orientales (Hyla orientalis) han enfrentado las secuelas radiactivas y lo que esto significa para la fauna de la zona.
Adaptaciones sorprendentes de las ranas de Chernóbil

En los primeros años tras el desastre, las ranas de Chernóbil experimentaron cambios significativos, incluyendo la aparición de un melanismo que tiñó su piel de negro. Este oscurecimiento, según investigaciones previas, pudo haber ofrecido cierta protección contra la radiación al absorber mejor los rayos UV y reducir el daño celular. Sin embargo, a medida que los niveles de radiación han disminuido, el estudio actual demuestra que estas adaptaciones podrían ya no ser necesarias.
Entre 2016 y 2018, un equipo liderado por Germán Orizaola y Pablo Burraco, de la Estación Biológica de Doñana, evaluó más de 200 ranas macho a lo largo del gradiente de contaminación en la zona de exclusión. Los análisis en laboratorio midieron la edad de las ranas, sus niveles de radiación absorbida y los marcadores de estrés y envejecimiento celular.
Los resultados fueron reveladores: las ranas de Chernóbil no mostraron diferencias significativas en esperanza de vida, tasas de envejecimiento ni niveles de estrés en comparación con sus contrapartes en áreas sin radiación. Según Burraco, esto confirma que la radiación actual en la región ya no representa un riesgo significativo para la salud de la fauna.
Un refugio inesperado para la vida silvestre

El estudio subraya que, paradójicamente, la ausencia de actividad humana ha permitido un auge en las poblaciones de vida silvestre en Chernóbil. Animales como lobos, osos y aves han encontrado un santuario en esta zona, que se ha convertido en un modelo para comprender cómo los ecosistemas pueden recuperarse, incluso en condiciones adversas.
“Aunque pueda haber una ligera reducción en la esperanza de vida, las consecuencias ecológicas y evolutivas parecen manejables”,
Así explica Burraco. Esto resalta la importancia de preservar la zona como refugio natural.
A pesar del éxito científico, la situación en Chernóbil enfrenta un nuevo obstáculo: el conflicto en Ucrania. El conflicto ha dificultado el acceso a la zona de exclusión, destruyendo infraestructura clave y obligando a investigadores y colaboradores a abandonar la región.
“La guerra ha interrumpido nuestro trabajo. La presencia de minas y la inseguridad hacen inviable continuar la investigación”.

Esto representa un revés para comprender completamente los efectos a largo plazo de la radiación en la vida silvestre.
Aunque el futuro de la investigación en Chernóbil es incierto, los hallazgos actuales ofrecen una visión esperanzadora sobre la capacidad de adaptación de la vida silvestre. Las ranas de Chernóbil, con su sorprendente melanismo y resiliencia frente a la radiación, son un testimonio de la capacidad de la naturaleza para resistir y adaptarse a los desafíos más extremos.
El estudio, publicado en Biology Letters, destaca la importancia de seguir explorando los impactos del desastre, incluso en medio de adversidades. Chernóbil, más allá de ser un recordatorio de un trágico error humano, se erige como un símbolo de la resistencia y renovación de la vida en condiciones extremas.
Referencia:
- Biology Letters/Ionizing radiation has negligible effects on the age, telomere length and corticosterone levels of Chornobyl tree frogs. Link.