
El erizo es una de las mascotas más populares del mundo y si la combinamos con las redes sociales, encontramos miles de cuentas dedicadas a estos pequeñines. De hecho, internet está repleto de videos y anécdotas de estas criaturitas tan tiernas, pero pocas como la que te contaremos a continuación.
En internet se ve cada noticia, que a veces dudamos que sea sean reales o no. En ocasiones, son tan grotescas que nos dejan sin palabras, pero en otras son tan hilarantes que es difícil no pensar que se trata de una broma. Por suerte, el caso que traemos hoy es uno de los últimos; una mujer hizo un hermoso acto de compasión y llevó a un erizo bebé al veterinario, y resultó ser un pompón de un gorro.
De bebé erizo a un pompón de un gorro

El suceso se ha hecho viral en todas las redes sociales, y es que la noticia causa empatía y gracia por partes iguales. La peculiar historia sucedió en Gales, Reino Unido, donde una mujer rescató, lo que creía, un hermoso bebé erizo abandonado a un lado de la carretera.
Esto, al menos, nos trae una buena noticia: cada vez hay más conciencia en la sociedad para cuidar a los animales, aunque en ocasiones, el afán por rescatar animalitos indefensos nos lleva a situaciones tan hilarantes.
Sin dudarlo ni un segundo, la mujer llevó a la cría de erizo desamparada a su hogar, donde le proporcionó algo de comida de gato y ubicó sobre un cojín. Sin embargo, se percató que este no mostraba ningún interés por alimentarse. De hecho, parecía no mostrar signos de vida.
Preocupada por la salud del animalito, decidió llevárselo a un profesional, así que lo trasladó hasta el veterinario para que examinara al erizo. Fue en ese momento en el que Janet Kotze, una veterinaria con décadas de experiencia en la reserva natural de Lower Moss Wood Nature, reveló que el ser que la mujer había recogido y cuidado con tanto esmero, no era un erizo. De hecho, no era ni un animal, era un pompón de un gorro de lana.
Una historia curiosa

La misma veterinaria compartió los detalles del incidente al periódico británico The Independent, expresando su sorpresa ante la cómica situación:
“Era una señora de unos sesenta o setenta años, bien hablada y con buenas intenciones”.
Kotze, asombrada, reconoció toda la dedicación de la señora, quien había hecho todo lo posible por ofrecer ayuda y comodidad al supuesto erizo, manteniéndolo cálido y en un lugar oscuro para no estresarlo. Al momento de comunicarle la verdad, la profesional tuvo que usar palabras muy cuidadosas para no ofender a la pobre mujer.
Pero como mencionamos al principio, este caso no solo queda como una anécdota hilarante, sino que revela la disposición de algunas personas por ayudar a los animales indefensos, además que nos recuerda que a veces, las buenas intenciones pueden dar giros inesperados, dejando historias tan memorables como esta.