La inteligencia es un rasgo complejo en el que influyen diversos factores, como la genética, el entorno, la educación y las características individuales, y no puede atribuirse únicamente a la lateralidad. La zurdera, aunque intrigante, no está directamente relacionada con las capacidades intelectuales.

Contrariamente a la creencia popular, no existen pruebas científicas que apoyen la idea de que los zurdos son intrínsecamente más inteligentes que los diestros.

La zurdera es relativamente infrecuente en comparación con la diestra, y aproximadamente el 9,5% de las personas de todo el mundo afirman utilizar la mano izquierda para escribir. La prevalencia de la zurdera varía según las distintas poblaciones y culturas, y sus orígenes siguen siendo un misterio para los científicos

Aunque los factores genéticos pueden desempeñar un papel en la zurdera, no se ha identificado un único gen responsable de la preferencia por una mano, y es probable que múltiples factores interactúen para determinar la lateralidad.

El estudio de la zurdera plantea retos únicos, como las limitaciones de las encuestas y cuestionarios utilizados para determinar la lateralidad, las presiones culturales y sociales que influyen en las personas para que cambien de mano y la dificultad de diferenciar entre preferencia y habilidad.

Es esencial acabar con los mitos que rodean a la zurdera, ya que las afirmaciones infundadas, como que los zurdos tienen una vida más corta o son intrínsecamente más inteligentes, han demostrado ser falsas gracias a las pruebas científicas.

Un estudio exhaustivo que combinaba datos de más de medio millón de personas no encontró ninguna correlación significativa entre ser zurdo o diestro y la inteligencia.

Es fundamental basarse en pruebas científicas y cuestionar los mitos cuando se habla de la zurdera, reconociendo que se trata de un fenómeno fascinante que sigue intrigando a los investigadores, y cuyos orígenes y complejidades aún no se comprenden del todo.