En un intento por validar sus creencias sobre la forma de la Tierra, un grupo de terraplanistas emprendió un viaje a la Antártida como parte de un proyecto llamado The Final Experiment. La expedición, liderada por el pastor estadounidense Will Duffy, tenía como objetivo resolver “de una vez por todas” el debate sobre la forma del planeta. Sin embargo, lejos de confirmar sus teorías, los terraplanistas se encontraron con evidencias difíciles de ignorar.
El experimento de los terraplanistas: ¿Qué buscaban demostrar?
El pastor Duffy organizó el viaje con la intención de contradecir dos ideas comunes entre los terraplanistas:
- La existencia del sol de medianoche en la Antártida, un fenómeno que solo puede ocurrir en un planeta esférico.
- La prohibición de civiles para visitar la Antártida bajo el Tratado Antártico de 1959, teoría que sugiere un supuesto encubrimiento por parte de las autoridades para ocultar la “verdadera forma” de la Tierra.
En el viaje participaron cuatro terraplanistas y cuatro “terraglobistas”, quienes presenciaron el sol de medianoche, un fenómeno que ocurre durante el verano austral cuando el Polo Sur permanece iluminado durante 24 horas seguidas gracias a la inclinación axial de la Tierra. Este fenómeno es una prueba contundente de la esfericidad del planeta, ya que sería imposible de replicar en un modelo de Tierra plana.
Las reacciones: ¿qué sucedió tras el descubrimiento?
Para algunos terraplanistas, el sol de medianoche representó un desafío para sus creencias. Jeran Campanella, un conocido defensor del terraplanismo, admitió en un video publicado posteriormente:
“A veces te equivocas en la vida. Pensé que no había sol las 24 horas. De hecho, estaba bastante seguro de ello… Ahora creo sinceramente que sí lo existe.”
Estas declaraciones generaron críticas dentro de la comunidad terraplanista, quienes lo acusaron de “traición” por reconocer el fenómeno. Campanella incluso llegó a cuestionar la validez del mapa azimutal equidistante (AE), utilizado por muchos terraplanistas para describir su modelo de Tierra plana.
Otros participantes, como Austin Whitsitt, se mostraron más escépticos y sugirieron que aún faltaban datos para comprender cómo el fenómeno podría encajar en un modelo de Tierra plana.
“He visto una demostración física que podría explicar esto, pero aún necesitamos más información”.
¿Cuánto costó el viaje?
El experimento no fue precisamente económico. Los vuelos hacia la Antártida costaron 31,495 dólares por participante, un precio que limita este tipo de experiencias a un público muy reducido. A pesar del alto costo, la experiencia no logró convencer a toda la comunidad terraplanista, aunque sí expuso las inconsistencias en sus teorías.
A pesar de la evidencia científica acumulada a lo largo de siglos, el terraplanismo sigue siendo un fenómeno cultural alimentado por el escepticismo y las teorías conspirativas. Aunque este experimento representó una oportunidad para enfrentar la realidad, muchos terraplanistas aún se resisten a aceptar pruebas tangibles.
Sin embargo, para aquellos que busquen comprobar por sí mismos la forma esférica de la Tierra, hay maneras mucho más accesibles que un viaje costoso a la Antártida. Desde observar el movimiento de las estrellas hasta los vuelos comerciales, la evidencia está literalmente por todas partes.
El viaje de los terraplanistas a la Antártida, aunque interesante, parece haber reforzado lo que ya sabíamos: la Tierra es, sin lugar a dudas, un planeta esférico.
Referencia:
- PR Newswire/Pastor taking flat earthers to Antarctica to end the debate. Link.
