Era una noche tranquila en el espacio exterior. Yang Liwei, el primer astronauta de China, flotaba en la oscuridad infinita a bordo de la nave Shenzhou 5. Había alcanzado un hito histórico el 16 de octubre de 2003, llevando a China a convertirse en el tercer país, después de Estados Unidos y Rusia, en enviar un astronauta al espacio de manera independiente. Sin embargo, lo que prometía ser una misión ordinaria de 21 horas se transformó en una experiencia intrigante e inquietante.

Mientras observaba el vasto vacío a través del porthole de la nave, Yang escuchó algo que nunca había esperado: un misterioso sonido de golpeteo.
“Era como si alguien estuviera golpeando el cuerpo de la nave con un martillo de madera contra un cubo de hierro”
El sonido no provenía ni del interior ni del exterior de la nave, sino que parecía resonar en el casco mismo de la Shenzhou 5. Con cada golpe, un escalofrío recorria la espina dorsal de Yang. Se esforzó por encontrar la fuente del ruido, mirando por la ventana en busca de cualquier indicio, pero no vio nada fuera de lo común. El misterio solo se profundizó cuando otros astronautas chinos en las misiones Shenzhou 6 y 7 en 2005 y 2008 también reportaron haber escuchado el mismo extraño sonido.

Las teorías sobre la causa de estos golpes misteriosos varían. Algunos sugieren que podría ser el resultado de escombros espaciales impactando contra la nave, aunque esta idea ha sido descartada. Una explicación más plausible, según la científica espacial Liu Hong, es que los ruidos eran causados por las diminutas deformaciones en los materiales de la pared de la cápsula debido a los cambios de temperatura y presión en el espacio. La expansión y contracción del casco en el frío extremo del espacio podrían haber sido la fuente del inquietante golpeteo que escucharon los astronautas.

A pesar de la inquietud inicial que causaron estos sonidos, ninguna misión fue puesta en peligro. Yang, y los astronautas que le siguieron, regresaron a salvo a la Tierra, llevándose con ellos una historia que alimentaría las especulaciones y teorías durante años. Al final, aunque el misterio del golpeteo puede tener una explicación racional, sigue siendo un recordatorio de los muchos enigmas que el vasto espacio exterior aún guarda.